LA MIGRACI�N DE AVES
Grup
d'Estudis i Protecci� de les Rapaces
(G.E.R.)
Jos�
Bort Cubero
J. Luis Bort Cubero
�NDICE
Introducci�n.
Los movimientos de las aves. |
4 |
La migraci�n de las aves. |
7 |
Caracter�sticas de la migraci�n. |
11 |
Aspectos que influyen en la migraci�n. |
16 |
�poca del a�o. |
19 |
Sexo y edad de las aves. |
19 |
�Por qu� migran las aves? |
22 |
Mecanismos de orientaci�n en los desplazamientos migratorios. |
23 |
Identificaci�n de las zonas de cr�a e invernada. |
27 |
�C�mo migran las aves? |
28 |
Estrategias de vuelo en aves migratorias. |
30 |
Principales v�as migratorias. |
34 |
Fenolog�a de la migraci�n. |
38 |
Realizaci�n de estudios. |
39 |
M�todos de marcaje en aves: |
39 |
1. Anillamiento. 2. -Marcas alares. 3. - Radio-tracking. 4. - Radar. 5. - Otras |
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Amenazas a las aves migratorias. |
52 |
Definici�n de algunos conceptos empleados en el texto. |
57 |
Bibliograf�a. |
60 |
INTRODUCCI�N
Ya desde la antig�edad el fen�meno de la migraci�n ha causado fascinaci�n, inc�gnitas y reflexiones en todo tipo de gente. Ha sido fuente de inspiraci�n de poetas, magos y or�culos, as� se adivinaba el porvenir en el vuelo de las aves, las invasiones de algunas especies anunciaban la guerra o la llegada de alguna epidemia. En algunos pueblos espa�oles con el vuelo de las aves principalmente golondrinas y vencejos se predice si va a llover o no. Los poetas ten�an admiraci�n a las especies m�s llamativas y cantoras como las golondrinas, cig�e�as, ruise�or, etc.. mientras los cazadores se interesaban por especies cuya cantidad de alimento y sabor era mayor, al mismo tiempo nuestro refranero esta lleno de referencias a las aves migradoras como "Por San Blas a la cig�e�a veras" o " En Sant Frances agarra el reclam i ves" en el caso de la caza del zorzal.
Ese fen�meno provoc� tambi�n, en los pensadores y cient�ficos de cualquier �poca su atenci�n, ya que muchos intentaban explicar la aparici�n y desaparici�n de las aves en �pocas muy concretas del a�o, hecho que se repet�a anualmente. As� aparecen referencias en las Sagradas Escrituras, sobre los movimientos de aves como las cig�e�as, t�rtolas, golondrinas y grullas. En la antigua Grecia el fil�sofo Arist�teles en su obra " Historia de los animales" explicaba el fen�meno diciendo que con los efectos del fr�o unas especies reaccionan desplaz�ndose a regiones m�s c�lidas, como las grullas y los pel�canos o descendiendo de las monta�as, mientras que otras entran en una especie de letargo y se refugian en agujeros, para hibernar, as� las golondrinas se esconden en agujeros perdiendo las plumas, de donde salen en primavera recubiertas de nuevas plumas. Para otras especies admit�a la transmutaci�n apuntando que los petirrojos (Erithacus rubecula) del invierno se metamorfoseaban en colirrojos (Phoenicurus sp.) en verano.
Durante muchos siglos estas teor�as estuvieron vigentes en las m�s altas esferas cient�ficas, s�lo en ocasiones se realizaba alguna aportaci�n puntual as� Olaus Magnus en el siglo XVI, dec�a que las golondrinas de los pa�ses septentrionales se sumerg�an en las aguas de los canales, apelotonadas en grupos, recomendando a los pescadores j�venes de la zona que vuelvan a dejarlas donde las encuentren, si por azar la sacan en sus redes, tal como lo hacen los viejos pescadores. En el mismo siglo el ornit�logo Pierre Belon empez� a tenerlo m�s claro diciendo que a las aves de su tierra natal francesa, algo les pasaba al desaparecer en invierno y, sin embargo, aparec�an en el norte de �frica, justo all� donde no hab�an sido frecuentes en los meses anteriores. Est� apreciaci�n fue de lo m�s criticada por los expertos del momento que manten�an la teor�a de la hibernaci�n.
En el siglo XVIII el gran naturalista Linneo manten�a la teor�a de Arist�teles respecto a la hibernaci�n de la golondrina com�n (Hirundo rustica), que dec�a que viven bajo los techos de las casas de Europa, se sumergen en invierno y vuelven a salir en la primavera. En 1.770, Buffon rebati� esta teor�a, demostrando en su obra "Historia natural de las aves" que cualquier ave sometida al fr�o, lejos de caer en el letargo perec�a irreversiblemente.
La �nica ave con hibernaci�n comprobada es el Caprimulgus vociferus, un chotacabras de Estados Unidos. En 1950 el investigador J. Marshall capturo tres ejemplares en Texas, demostrando que las aves que eran alimentadas normalmente permanec�an activas durante todo el invierno, pero entraban en hibernaci�n si se les ten�a en ayunas uno o dos d�as. La hibernaci�n se instauraba entre las 12 h. y 4 d�as. La temperatura del cuerpo descend�a hasta 6� C y no daban signos externos de respiraci�n.
Es a partir de entonces cuando la mayor�a de los cient�ficos aceptan el hecho de la migraci�n de las aves, pero a nivel popular todav�a existen creencias como que los cucos (Cuculus canorus), anunciadores de la primavera se convierten en gavilanes (Accipiter nisus) al llegar el oto�o, o como en pueblos de Castilla (Espa�a) creen que las abubillas (Upupa epops) en invierno se esconden en agujeros y se nutren de sus propias heces.
En la actualidad se acepta que la migraci�n no es �nica, habiendo multitud de variantes, que unido a su complejidad, es dif�cil de dar una definici�n �nica.
El fen�meno de la migraci�n no es exclusivo de las aves, encontrando migraciones muy regulares y distantes en los cet�ceos, en algunos murci�lagos, focas, renos, ant�lopes, tortugas marinas, mariposas, langostas, peces e incluso en gusanos marinos, estos realizan desplazamientos instintivamente, debido a su car�cter eminentemente hereditario, debido a procesos psico-fisiol�gicos.
Se cree que en la era Terciaria las aves existentes ya realizaban migraciones, ya que exist�an alternancias entre zonas favorables y desfavorables seg�n la �poca del a�o, aunque muchos investigadores creen que el punto inicial de la migraci�n se produce en las glaciaciones de la era Cuaternaria, debido a las profundas alteraciones clim�ticas de esa �poca. La llegada de los hielos que cubrieron gran parte de los continentes, no provoco una huida masiva de las aves, sino que muchas de ellas perecieron de fr�o y hambre. S�lo algunos individuos en sus vagabundeos llegaron a regiones m�s favorables uni�ndose a las poblaciones residentes. M�s tarde y coincidiendo con el retroceso de los hielos se extendieron de nuevo al norte, de donde se vieron forzadas a marcharse cada invierno, ejerci�ndose una fuerte selecci�n natural a favor de las aves con impulsos migratorios m�s poderosos. Adem�s, a estas aves se unieron aves sedentarias de regiones m�s sure�as que a medida que los hielos retroced�an ocupaban las zonas vac�as durante la primavera-verano, abandon�ndolas obligadas por el fr�o y hambre durante el invierno.
El n�mero de especies que migran es muy elevado, pr�cticamente se puede afirmar que todas las especies realizan desplazamientos m�s o menos importantes en alguna �poca del a�o, as� por ejemplo en las aves rapaces encontramos 28 especies o subespecies que tienen sus �reas de cr�a en el hemisferio norte, desplaz�ndose toda la poblaci�n al sur durante el invierno (especies migradoras) para retornar al a�o siguiente. Otras 42 especies s�lo los individuos que viven m�s al norte o m�s al sur en especies australes, emigran para conseguir mayor aporte alimenticio, qued�ndose por regla general los adultos m�s al norte o al sur que los j�venes (especies migradoras parciales). De estas 42 especies 16 anidan en Norteam�rica y s�lo 2 en Sudam�rica. En Euroasia hay 80 especies de rapaces que son parcialmente migradoras y 9 en Asia oriental. En Australia hay 3 especies y 4 en Sud�frica. Se ha calculado que la cuarta parte de rapaces existentes ejecutan migraciones prenupciales m�s o menos importantes.
En Norteam�rica de las 650 especies de aves, 332 especies son migradoras y de ellas 227 son especies de bosque y matorral. Se calcula que entre 500 y 1.000 millones de individuos de estas especies se dirigen al tr�pico americano donde pasan 7-8 meses. A medida que nos desplazamos hacia el sur de Am�rica el n�mero de aves es menor as�, el 51 % de las especies migradoras se localizan en los bosques de M�xico y las islas del norte del Caribe. El 30 % en la pen�nsula de Yucat�n y en la mayor�a de las islas del Caribe. El 10-20 % en Costa Rica, un 13 % en Panam�, del 6-12 % en Colombia y entre el 4 y 6 % en la Amazon�a de Ecuador, Per� y Bolivia.
LOS MOVIMIENTOS DE LAS AVES
Los movimientos de las aves suelen corresponder a dos tipos fundamentalmente:
1.- Movimientos no peri�dicos debidos a una gran variedad de causas:
a) Movimientos de dispersi�n: Son desplazamientos que suelen realizar las j�venes aves dejando el �rea de cr�a y realizando una serie de desplazamientos irregulares y sin una direcci�n preferente, con duraciones dependientes de la especie, como el caso de los j�venes de �guila real (Aquila chrysaetos), �guila perdicera (Hieraaetus fasciatus), ...
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�guila real (Serratella)����������������������������������� �guila perdicera (Cirat)
b) Fugas e irrupciones: Son movimientos de car�cter no peri�dicos, que ocurren imprevisiblemente, debido a condiciones desfavorables (olas de fr�o, lluvias torrenciales, sequ�as prolongadas, ) que de forma repentina o no se instalan en las zonas donde las aves est�n erradicadas.
c) Nomadismo: Son movimientos irregulares que provocan el desplazamiento de un �rea a otra a causa de la impredecible disponibilidad de alimento.
Ej. S�lo existe una especie de rapaz enteramente n�mada en su �rea de distribuci�n, el elanio de hombros negros (Elanus scriptus), que se mueve err�ticamente por el interior de Australia, criando donde los peque�os mam�feros son abundantes (base de su dieta). En �frica encontramos 4 especies de rapaces m�s o menos n�madas, estas aves suelen trasladares a lugares donde han ca�do recientemente las espor�dicas e impredecibles lluvias.
Elanio de hombros negros. Foto internet
(https://ebird.org/species/lewkit1?siteLanguage=tr)
d) Invasiones: Son desplazamientos no peri�dicos de una parte importante de la poblaci�n, motivada por la falta de alimento disponible para el mantenimiento de toda la poblaci�n. Suelen ser desplazamientos a distancias considerables.
Ej. El piquituerto (Loxia curvirostra), habita los pa�ses europeos n�rdicos y de Siberia, cuando por alguna raz�n el n�mero de individuos es superior al alimento disponible migran en masa, invadiendo pa�ses del centro y sur de Europa, donde se instalan e incluso llegan a cr�a, pero de forma paulatina van disminuyendo hasta pr�cticamente desaparecer, considerando las invasiones m�s duraderas entre 2 y 3 a�os.
Massis del Penyagolosa
e) Desplazamientos forzosos: Corresponden a movimientos debidos principalmente a fuertes vientos, olas de fr�o, destrucci�n de h�bitat (zonas h�medas), etc.
f) Divagantes: Son provocados por especies que aparecen accidentalmente en una regi�n situada fuera de su �rea de distribuci�n real. Suelen depender de movimientos migratorios de largo recorrido, de las fechas de migraci�n y de las condiciones meteorol�gicas. Dentro de estos podemos encontrar:
* Especies transatl�nticas, afecta a aves que migran entre el norte de Norteam�rica y Sudam�rica. Durante su migraci�n son alcanzadas por los ciclones peri�dicos que aportan fuertes vientos del oeste a zonas de vientos occidentales del Atl�ntico Norte, desplazando a las aves a las costas atl�nticas europeas.
* Passeriformes asi�ticos: son aves que emigran activamente en la direcci�n equivocada, estas aves suelen tener su �rea de distribuci�n por el NO de Europa.
* En ocasiones se observan aves divagantes en primavera al norte de Europa que tienen su origen m�s meridional y oriental, es debido a una migraci�n excesiva de la poblaci�n.
2.- Movimientos provocados por los cambios peri�dicos en la disponibilidad de alimentos, encontrando:
a) Irrupciones peri�dicas: Son provocadas por parte o el total de la poblaci�n. Se abandona la zona normal de cr�a para invernar en otro lugar, motivadas por la disminuci�n peri�dica (fluctuaciones c�clicas) en la abundancia de presas. Con frecuencia se observan aves j�venes e incluso adultos que abandonan el �rea de cr�a situada en el norte para desplazarse a zonas m�s al sur.
b) Movimientos locales: Son desplazamientos cortos que suelen ir unidos y relacionados a los de la migraci�n de la mayor�a de aves. Las aves van en busca de lugares donde la disponibilidad de alimento es mayor, ocurriendo por regla general despu�s de la reproducci�n. Estos lugares no suelen ser aptos para la nidificaci�n.
c) Movimientos migratorios: Son desplazamientos de toda o parte de la poblaci�n para aprovecharse de la abundancia estacional de alimento para anidar. Se caracteriza por ser:
* desplazamientos de cierta envergadura y duraci�n, no son considerados los desplazamientos para conseguir alimento, agua, entre dormideros y zonas de alimentaci�n, etc. Son desplazamientos que por regla general llevaran a las aves a cientos o miles de kil�metros, pudiendo durar varios meses.
Ej. Algunas especies de rapaces emplean hasta dos meses para completar la migraci�n como el ratonero de las alas anchas (Buteo platypterus), el aura (Cathartes aura) que llegan a desplazarse hasta 11.000 km.
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Fotos internet:
(https://www.pinterest.es/pin/337277459563989433/) (https://www.pinterest.es/pin/450219293995056167/)
* es voluntario (autonom�a del fen�meno), con una finalidad determinada, no obligadas por los trastornos atmosf�ricos violentos.
* es peri�dica en el tiempo, se repite todos los a�os y por las mismas �pocas y es un viaje de ida y vuelta.
* el desplazamiento es de toda la poblaci�n o parte importante de ella, no se considera a individuos aislados.
* aparece una complementaci�n entre las �reas de cr�a y las de reposo o invernada.
La migraci�n t�pica es la que consta de 4 fases: fase de reproducci�n, migraci�n postnupcial, fase de reposo y migraci�n prenupcial.
LA MIGRACI�N DE LAS AVES
Dentro de la migraci�n aparecen varios modelos diferentes, aun as�, la mayor�a de aves adoptan unas estrategias m�s o menos generales:
1.- Migradores de largo recorrido:
Suelen corresponder a especies plenamente migradoras que viven en el hemisferio norte, donde las masas de tierra est�n cercanas al Polo Norte (Europa, Asia y Norteam�rica), con grandes cambios clim�ticos anuales, encontrando los veranos c�lidos y con gran abundancia de alimento y los inviernos fr�os y con escaso alimento. En el hemisferio sur, las cosas cambian debido a que las masas de tierra est�n m�s alejadas del Polo Sur, siendo las variaciones clim�ticas menos marcadas provocando una abundancia estable de alimento a lo largo del a�o, en consecuencia, muchas de las aves no se ven obligadas a migrar.
Estas especies presentan las zonas de cr�a en Europa y los cuarteles de invernada en el centro o sur de �frica. Las que nidifican en la Europa oriental invernan en las regiones tropicales o subtropicales de Asia. Existen especies migradoras que suelen pasar todo el a�o en climas templados como es el caso de la cig�e�a de Abdim que realiza una migraci�n intertropical pasando el invierno en la parte sur de �frica.
Foto Internet: http://ciconiiformes.blogspot.com/2012/05/ciguena-de-abdim-ciconia-abdimii.html
Ejemplos de aves migradoras de largo recorrido hay muchos, as� el charr�n �rtico (Sterna arctina), se desplaza del C�rculo Polar �rtico hasta el extremo sur de �frica, alrededor de 20.000 km.; el combatiente (Philomachus pugnax) que cr�a en el norte de Eurasia, inverna en el �frica tropical, los que nidifican en el extremo oriental de Siberia pasan a invernar al sudeste de �frica e Insulindia, realizando un desplazamiento de 12.000 km.;
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Combatientes. Marjal d�Almenara
Foto internet: https://ca.wikipedia.org/wiki/Xatrac_%C3%A0rtic#/media/Fitxer:Havterne.jpg
Las cig�e�as blancas (Ciconia ciconia) nidificantes en Europa occidental invernan en �frica tropical occidental, atravesando el desierto de Sahara (2.000 km), las que nidifican en Europa oriental junto con las procedentes de Asia Menor invernan en �frica oriental y austral desplazamientos de 8-9.000 km.; el carricer�n com�n (Acrocephalus schoenobaenus) migra del sur de Inglaterra a �frica occidental desplaz�ndose 4.300 km. en apenas 3 d�as.; el chorlitejo dorado (Pluvialis apricaria) se desplaza desde Alaska hasta la costa de Hawai para invernar recorriendo unos 3.000 km., distancia que recorren sin descansar en un tiempo recor (48 h.); los Ansares nivales ( recorren 2.700 km. en 60h.; los Colibr�es cruzan de un tir�n el Golfo de M�xico, aproximadamente 1.000 km.; las grullas (Grus grus) que viven en la tundra tienen su �rea de invernada en Gallocanta y Extremadura (al sur de Espa�a) pasando algunas al norte de �frica; los flamencos rosados (Phoenicopterus ruber) tienen sus cuarteles de invernada en la Fosa del Rift en �frica donde se concentran m�s de un mill�n de aves.
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Cig��a blanca. PN l�Emporda������������������������������������������������������ Grullas. Majal Nules
En �frica occidental existen 6 especies de rapaces que realizan desplazamientos de largo recorrido motivados por la escasez de alimento que provocan los ciclos de precipitaciones anuales predecibles. Durante la estaci�n seca se hallan en las s�banas del sur y en la estaci�n de lluvias se trasladan a las praderas del norte hasta el l�mite del desierto, volviendo al sur cuando se terminan las lluvias.
Algunas de las escasas especies nidificantes en el hemisferio sur, son migradoras de largo recorrido como la golondrina de Hornos, cr�a en Uruguay y Argentina y se desplaza a sus cuarteles de invernada a Colombia, Venezuela y Guayanas.
Dentro de los migradores de largo recorrido encontramos especies que migran durante la noche a gran altitud, descansando y aliment�ndose por el d�a, existen especies de lim�colas que nidifican en las tundras de Europa y Siberia que migran por la noche descansando en las zonas h�medas tanto costeras como interiores, suelen migrar de julio a octubre para regresar a las zonas de cr�a entre marzo y junio.
Otras migradoras de d�a como las rapaces diurnas, aves planeadoras como las cig�e�as, flamencos, grullas, otras como bisbitas (Anthus sp.), lavanderas (Motacilla sp.), abejarucos (Merops apiaster), realizando paradas para alimentarse y descansar, pero algunas especies no necesitan hacer escalas ya que pueden alimentarse en pleno vuelo como las golondrinas, vencejos
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Abejaruco������������������������������������������� � Lavandera boyera�������������������������� � Bisbita pratensis
2.- Migradores de corto recorrido:
Corresponden a especies migradoras parciales, que suelen desplazar de sus zonas de cr�a en Europa a las zonas ribere�as del mediterr�neo cuyo clima es muy parecido, encontrando puntos de solapamiento de las dos zonas (cr�a e invernada).
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Estornino pinto (Sturnus vulgaris). Sant Mateu
Encontrando especies que migran durante el d�a, como el pinz�n vulgar ( Fringilla coelebs), jilguero (Carduelis carduelis), pardillo com�n (Acanthis cannabina), las palomas ( Columba sp.), . Otras especies migran durante la noche como el petirrojo (Erithacus rubecula) o los zorzales (Turdus sp.). El zorzal com�n (Turdus philomelos) que nidifica en el Centro de Europa tiene los cuarteles de invernada al sur de Francia y en Espa�a y otros pa�ses del Mediterr�neo occidental. Adem�s, podemos encontrar especies de aves que migran tanto por la noche como por el d�a como es el caso de las alondras (Alauda arvensis).
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����� Jilgueros, pardillos, verdecillo,� ���������������� Zorzal com�n��������������������� ������� Petirrojo
Tambi�n el bisbita alpino (Anthus spinoletta), que nidifica en altas monta�as de Europa, las poblaciones de los Alpes invernan una parte de la poblaci�n en las llanuras del norte y noreste de Europa y la otra parte por las del sur.
En algunas ocasiones aparecen especies que migran en casos clim�ticos extremos como el pinz�n real (Fringilla montifringilla), la avefr�a (Vanellus vanellus).
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Avefr�a. Marjal d�Almenara. Pinz�n vulgar en Alt Maestrat
Estas especies suelen empezar a migrar m�s tarde y vuelven antes que las especies de largo recorrido.
3.- Migradores altitudinales:
Suelen correspondes a especies que realizan desplazamientos desde las altas monta�as a los valles o monta�as con menor altitud, como el acentor alpino (Prunella collaris), el treparrisco (Tichodroma muraria), el verder�n serrano (Serinus citrinella) y el mirlo capiblanco (Turdus torquatus). Estas especies suelen realizar los desplazamientos entrado el oto�o regresando a la zona de cr�a en primavera.
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Acentor alpino. Xert���������������������������������������������������������� Treparriscor. Montanejos
CARACTER�STICAS DE LA MIGRACI�N
Todo el proceso de la migraci�n abarca muchas variables a tener en cuenta, siendo �stas en algunos casos diferentes entre las distintas especies de aves.
1.- Altura del vuelo migratorio.
La altura de vuelo va a depender de varios factores, en primer lugar de las condiciones atmosf�ricas de cada d�a (con viento fuerte y en contra, las aves disminuyen la altura), la orograf�a del terreno, del tipo de migraci�n empleado, de la hora del d�a (d�a y noche) y de la especie de que se trate, as� las aves planeadoras (cig�e�as, rapaces, ..), suelen utilizar en las zonas templadas las llamadas corrientes t�rmicas (columnas de aire caliente ascendente), que elevan a las aves entre 300 y 800 m. sobre el suelo, en los tr�picos estas corrientes alcanzan alturas de 4.000 m. La t�cnica de estas aves consiste, en que cuando penetran en una de esas columnas el ave ciclea para alcanzar altura suficiente, posteriormente se lanza en un planeo recto en la direcci�n de la migraci�n descendiendo de altura hasta que penetra en otra t�rmica para volver a remontarse y as� sucesivamente (migraci�n en dientes de sierra), esta t�cnica que la repiten durante todo el d�a les proporciona un gran ahorro energ�tico, haci�ndoles alcanzar grandes desplazamientos con el m�nimo esfuerzo.
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Milanos negros en una t�rmica (Barracas)����� �������������������������� �guila pescadora en vuelo batido
Otras aves utilizan el vuelo batido que proporciona un gran gasto energ�tico, que a veces es combinado con planeos m�s o menos largos.
As�, se ha calculado por radar que el 50 % de las aves pasan por debajo de los 1.000 m. s.n.m., el 30 % entre los 1.000 y 2.000 m., el 15 % de 2.000 a 3.000 m. y el 5 % de 3.000 a 4.000 m., e incluso se han detectado aves a mayor altura.
Quiz�s una de las aves que a m�s altura tiene que volar para evitar los obst�culos geogr�ficos sean los �nsares (Anser sp) que a su paso por el Everest vuelas a m�s de 9.000 m. s.n.m.
Los migrantes nocturnos suelen volar a mayor altitud que los diurnos ya que deben evitar las grandes cadenas monta�osas, con radar se comprob� que la gran mayor�a vuelan a alturas entre los 600 y 1.600 m. pero se han detectado aves entre los 2.000 y 5.000 m. de altitud
2.- Velocidad de crucero y recorrido:
Para conocer la velocidad de un ave en su recorrido migratorio, debemos hacer la diferencia entre velocidad instant�nea (es la velocidad que el ave alcanza en un momento determinado. Ej. el halc�n peregrino (Falco peregrinus), alcanza en un picado m�s de 200 km/h) y la velocidad migratoria (es la velocidad media alcanzada al cabo de varias horas de viaje ininterrumpido, que suele ser menor. Ej. en el halc�n peregrino es de aproximadamente 100 km/h).
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Halc�n peregrino adulto (Bej�s) ��y ����������joven (Almenara)
La velocidad de crucero tambi�n dependen de dos variables fundamentalmente:
a) especie: Aunque las velocidades m�s comunes se sit�an entre los 50 y 60 km/h. cada especie vuela a una velocidad, as�, las bisbitas alcanzan los 40-50 km/h; entre 50-55 km/h el pinz�n vulgar, cerca de los 100 km/h como el vencejo com�n, halc�n peregrino y �nade real; algunos lim�colas a m�s de 150 km/h (c�lculos realizados con viento en calma).
Distintos lim�colas en marjal de Nules
b) viento reinante: Las velocidades de las aves aumentan o disminuyen seg�n el viento as�, con vientos a favor de la migraci�n las aves alcanzan grandes velocidades, con vientos en contra la velocidad disminuye y con viento de lado produce velocidades intermedias.
La velocidad por regla general no es constante ya que la mayor�a de las aves realizan largas paradas para alimentarse y descansar, a excepci�n de algunas pocas especies que se alimentan en vuelo caso de las golondrinas, vencejos, halc�n de Eleonor (Falco eleonorae).
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Halc�n Eleonor. La Pobla de Tornesa.
Una gran parte de los migrantes, realizan el viaje migratorio en varias escalas, realizando recorridos diarios que suelen oscilan mucho, dependiendo en ocasiones de las dificultades que deben superar como masas de aguas o desiertos o si la migraci�n es diurna o nocturna. Tambi�n en este caso el recorrido depende de la especie y de las condiciones clim�ticas tanto favorables como desfavorables (vientos a favor de la direcci�n de la migraci�n, d�as con lluvias torrenciales,� ..) Por regla general suelen situarse entre 50 y 200 km/d�a, aunque las aves m�s potentes y veloces pueden recorrer entre 200 y 400 km/d�a.
Las aves que migran durante la noche suelen recorrer distancias m�s largas, entre 400 y 500 km, e incluso en noches con viento favorable pueden llegar a recorrer hasta 800 km. Las aves que migran durante el d�a para salvar los obst�culos f�sicos del terreno, el recorrido es mucho mayor, para sobrevolar el Mediterr�neo deben cruzar entre 600 y 950 km, en Am�rica para sobrevolar el Golfo de M�xico algunas aves vuelan entre 1.800 y 3.000 km. Caso del chorlito dorado que realiza trayectos de 3.000 km sin escala a una velocidad media de 90 km/h.
Si calculamos la media del recorrido al final del trayecto disminuye (alrededor de 70 km/d�a), ya que casi todas las aves despu�s de recorridos largos descansan durante varios d�as para reponer las energ�as consumidas.
3.- Horario de la migraci�n:
Depende si la migraci�n se realiza durante las horas de sol o por la noche, as� los migrantes diurnos, suelen migrar durante todo el d�a siendo al atardecer cuando descansan y se alimentan, otras menos numerosas prefieren migrar durante varias horas por la ma�ana y alimentarse por la tarde y descansar por la noche.
Palomas torcaces migrando. S� d�Espad�.
Las aves planeadoras al depender en muchas ocasiones de la formaci�n de corrientes t�rmicas, suelen empezar la migraci�n m�s tarde que las especies que no dependen de las t�rmicas. Estas corrientes que empiezan a formarse por la ma�ana con el calentamiento del aire por el sol, siendo en estos momentos muy d�biles, a medida que avanza el d�a las columnas de aire caliente son m�s fuertes alcanzando gran altura, para debilitarse a medida que atardecer. As� pues, aunque las aves migran durante todo el d�a, para el observador, las mejores horas suelen ser a primeras horas de la ma�ana y a �ltimas de la tarde, justo cuando las t�rmicas son m�s d�biles y las aves vuelan a menor altura por tanto m�s visibles, ya que al mediod�a las aves vuelan a alturas que las hacen invisibles. Las aves rapaces resultan invisibles a la altura entre los 700 y 900 m. Este hecho ha provocado el decir que la migraci�n se interrumpe durante las horas centrales del d�a.
Distintas rapaces migrando: Abejero europeo, Busardo ratonero y Gavil�n en una t�rmica S� d�Espad�.
Los migrantes nocturnos suelen iniciar el viaje al atardecer, utilizando toda la noche para desplazarse, haci�ndolo a mayor altura, posiblemente para evitar los obst�culos del terreno, durante el d�a descansan y se alimentan. En este tipo de migraci�n los observadores recurrimos al canto de las aves que migran y a su paso por el disco lunar.
Halc�n Eleonor en Pobla de Tornesa
4.- Direcci�n de vuelo:
Existen dos direcciones que adoptan las aves en sus movimientos migratorios.
a) Direcci�n Normativa:
Es la que sigue naturalmente la especie durante el transcurso de la migraci�n:
� Migraci�n postnupcial: N-S ; NE-SW
� Migraci�n prenupcial: S-N ; SW-EN
b) Direcci�n t�ctica:
Es la que lleva el ave cuando debe evitar condiciones meteorol�gicas desfavorables o alguna barrera geogr�fica.
En ocasiones se observan aves que vuelan en la direcci�n contraria a la normativa, en este caso es debido a la direcci�n del viento reinante (contrario a la direcci�n general de migraci�n), pero al cabo de un tiempo se observan a estas aves en la direcci�n correcta.
ASPECTOS QUE INFLUYEN EN LA MIGRACI�N
a) Influencia meteorol�gica:
Est� bien estudiado la relaci�n existente entre la migraci�n y las condiciones atmosf�ricas, as� y en l�neas generales, la migraci�n prenupcial se ve favorecida por vientos del sur, por temperaturas en aumento y por la presi�n atmosf�rica baja, provocando un mayor n�mero de aves en migraci�n. La migraci�n postnupcial es favorecida por vientos procedentes del norte, por un aumento de la presi�n atmosf�rica y por temperaturas en descenso.
Migraci�n de abejeros europeos en Tales.
Los d�as con alteraciones meteorol�gicas importantes (cielos totalmente cubiertos, lluvia fuerte, vientos muy fuertes, niebla espesa, �), suelen inhibir la migraci�n. En los d�as nublados tambi�n existe migraci�n encontrado aves como las rapaces que planean dentro o por encima de las nubes, siendo invisibles para el observador.
Los d�as sin sol ni viento, las corrientes t�rmicas que utilizan las aves planeadoras para desplazarse son muy d�biles y de poca altura, imposibilitando su utilizaci�n por estas aves.
Un momento de la observaci�n de aves migrantes. Plana Baixa (Josep Bort � GER)
Los d�as con viento contrario al sentido de migraci�n provocan que las aves vuelen a baja altura, facilitando un mayor n�mero de observaciones, ocurriendo al rev�s cuando el viento act�a a favor de la migraci�n. Pero a diferentes alturas suelen existir vientos diferentes, eligiendo las aves el m�s conveniente.
La direcci�n del viento tambi�n influye, los vientos a favor aumentan la velocidad de las aves favoreciendo la observaci�n de estas, aunque muchas suelen pasar desapercibidas. Los vientos del oeste son m�s favorables que los vientos del este, registrando de igual manera mayor n�mero de observaciones.
b) Influencia topogr�fica:
Si las condiciones clim�ticas son apropiadas (sol y vientos favorables para la fabricaci�n de corrientes t�rmicas), las aves vuelan a gran altura no siendo obst�culos las cadenas monta�osas. Pero si estas condiciones no se dan, las cordilleras monta�osas pueden servir de barreras y desviar la direcci�n normativa hasta que encuentran un valle o collado por donde atravesar la cordillera. Si no existen estos puntos de discontinuidad las aves bordean la cordillera hasta sus extremos. Si la cadena monta�osa presenta una gran extensi�n, su orientaci�n, la direcci�n del viento y la existencia de rebotes de aire no son adecuados para la circunvalaci�n, puede que aparezca una retenci�n del flujo de migrantes, esperando a que las condiciones mejoren.
Alt Millars. Alimoche y buitre leonado cicleando.
Otros obst�culos son los mares y desiertos. As� la gran mayor�a de aves suelen evitar las extensas masas de agua ya que en estas zonas no se producen corrientes t�rmicas para ser utilizadas por las aves planeadoras. Ello provoca una concentraci�n de miles de aves en puntos muy concretos del planeta, donde la distancia a atravesar sea muy corta (Estrecho de Gibraltar) para pasar de un continente a otro. Sin embargo algunas aves pueden atravesar grandes masas de agua al no depender directamente de la formaci�n de t�rmicas para desplazarse, como el �guila pescadora (Pandion haliaetus ), algunos aguiluchos (Circus sp.) y halcones (Falco sp.). Tambi�n otras aves de menor tama�o se arriesgan a cruzar estas masas de agua, pero algunas en su trayectoria no son capaces de resistir pereciendo en el intento, o buscan un lugar donde posarse caso de peque�os islotes e incluso los m�stiles y cubiertas de los barcos. Se calcula en 62 millones los individuos que mueren cada a�o en los desplazamientos migratorios desde el Norteam�rica hacia el sur de Am�rica.
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Aguilucho cenizo macho (Baix Maestrat). �guila pescadora (S� d�Espad�)
EPOCA DEL A�O
Las aves que migran acostumbran a hacerlo regularmente, en momentos del a�o bien determinados. Encontrando que el n�mero de individuos migrantes, var�a seg�n la �poca del a�o, as� durante la migraci�n postnupcial los individuos migrantes son mayores que en la �poca prenupcial, ya que se unen a los adultos las aves nacidas ese a�o.
Aguiluchos laguneros migraci�n postnupcial. S� d�Espad�.
En la migraci�n prenupcial, el n�mero de individuos disminuye debido principalmente a que no todos los j�venes migran hasta los lugares donde nacieron en los primeros a�os de vida, realizando desplazamientos mucho m�s cortos que las aves adultas y sobre todo que no todas las aves (principalmente j�venes) han sobrevivido al invierno.
SEXO Y EDAD DE LAS AVES
En poblaciones de la misma especie el n�mero total de individuos que migran dependen en gran medida de la ubicaci�n de las zonas de cr�a, de la edad y en algunas especies del sexo.
Las poblaciones con �reas de cr�a m�s septentrionales suelen migrar antes que las ubicadas en �reas m�s meridionales, incluso existen especies que s�lo migran las poblaciones con distribuci�n m�s norte�a.
En poblaciones de la misma especie aparece una migraci�n realizada s�lo por los j�venes mientras los adultos permanecen todo el a�o en las mismas zonas (especies sedentarias) caso del buitre com�n (Gyps fulvus), siendo corriente que los j�venes se desplacen a mayor distancia que los adultos, como los alcatraces (Sula bassama) j�venes e inmaturos nacidos en Escocia, suelen trasladarse en mayor n�mero a la costa oeste Africana, desde Mauritania hasta el Estrecho de Gibraltar, los adultos utilizan mayoritariamente el Golfo de Vizcaya y el Canal de la Mancha.
Buitres leonados (Els Ports)
La mayor�a de los j�venes suelen iniciar el viaje migratorio hacia sus cuarteles de invernada antes que los adultos, formando el grueso inicial de la migraci�n postnupcial, observando algunos j�venes tard�os, migrando con los adultos como los alimoches, pero especies como el cuco (Cuculus canorus) y algunos alcaudones (Lanius sp.) los primeros que migran son los adultos.
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Alcaudon com�n (Ayodar)������������������������������������������������������������� Cr�alo (Barracas)
En la migraci�n prenupcial son los adultos los que inician el viaje en primer lugar, siendo los j�venes no reproductivos los que se pondr�n en marcha mucho m�s tarde, incluso algunos lo hacen parcial o no lo inician, caso de las cig�e�as blancas j�venes (Ciconia ciconia). Este hecho es explicado por algunos autores como una incompleta maduraci�n de las g�nadas en los inmaturos.
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Cig�e�a blanca (Vila-real)� ������������������������������������������Cig�e�a negra (marjal Nules)
El pinz�n vulgar (Fringilla coelebs) que habita en Escandinavia, norte de Alemania y Escocia, las hembras y j�venes suelen migrar juntos mientras que los machos permanecen en las �reas de cr�a. Adem�s, se observa que en los grupos migradores existe un predominio por parte de los machos y en otros por hembras y j�venes.
Tambi�n en la migraci�n prenupcial suele ser com�n que los machos empiecen el viaje migratorio antes que las hembras, posiblemente este hecho est� relacionado con la ocupaci�n de los mejores territorios de cr�a, caso de los ruise�ores (Luscinia megarhynchos), collalbas (Oenanthe sp.) y los aguiluchos (Circus sp.).
Collalba gris (Barracas � El Toro)
�POR QU� MIGRAN LAS AVES?
Esta ha sido la pregunta que durante mucho tiempo se han hecho los cient�ficos, intentando descifrar las m�ltiples variables que circulan alrededor de la migraci�n. Hoy d�a parece estar claro, pero �.
La migraci�n es un fen�meno instintivo, donde se producen unos mecanismos neurofisiol�gicos adquiridos por un largo proceso de selecci�n natural, que se transmiten hereditariamente. Estos mecanismos son estimulados por factores externos, principalmente por el fotoperiodo (relaci�n entre el n�mero de horas diurnas y nocturnas) que provocan una estimulaci�n de la gl�ndula hipofisaria que segrega unas hormonas (gonadotropinas) que junto con otras act�an sobre el metabolismo de las grasas y el proceso de muda. Este proceso es determinado para cada especie en cada lugar geogr�fico.
Ello provoca que las aves consuman gran cantidad de alimento en poco tiempo, siendo f�cilmente asimilado en forma de grasa bajo la piel y alrededor del intestino, duplicando el peso corporal en algunas aves. La grasa que es consumida en los largos desplazamientos por los m�sculos voladores, es reemplazada r�pidamente en las paradas intermedias que realizan durante el trayecto. Se ha comprobado una relaci�n entre el acumul� de grasa y la envergadura de la migraci�n. As� las aves sedentarias acumulan entre un 10 - 20 % de su peso total, las aves migradoras de cortos recorridos acumulan un 20 -30 % y las grandes migradoras acumulan 50 - 60 % de grasa de su peso total.
Los desplazamientos de las aves de sus �reas de cr�a a las de invernada, est� motivada por la escasez de alimento de forma dr�stica o pausada, unido en la mayor�a de ocasiones a una disminuci�n de las temperaturas, hecho que provoca la desaparici�n de insectos y peque�os invertebrados por el fr�o, as� como la desaparici�n de semillas, granos y plantas por las nieves, que las ocultan.
Colirrojo tiz�n (Todolella)
Algunas aves insect�voras como el mosquitero com�n (Phylloscopus collybita) y las Golondrinas cuando la temperatura en las zonas de invernada alcanza los 15� C empiezan la migraci�n prenupcial, debido m�s que nada, a la relaci�n existente entre el aumento de temperatura y la aparici�n de insectos, alimento de estas aves.
Mosquitero (Les Coves de Vinroma)
La producci�n de alimento varia a lo largo del a�o, con abundancias en unas �pocas y escasez en otras, pero siempre son complementarias entre las �reas de cr�a y las de invernada. Las aves complementan los viajes entre las dos �reas para tener un aprovechamiento �ptimo de los recursos alimenticios.
Existen especies que permanecen en el �rea de cr�a hasta que un cambio brusco de temperatura o la aparici�n de fuerte lluvias desencadenan repentinamente el viaje. De igual forma otras aves empiezan el viaje mucho antes que el alimento escasea.
MECANISMOS DE ORIENTACI�N EN LOS DESPLAZAMIENTOS MIGRATORIOS.
Al principio aparecieron multitud de puntos oscuros en los mecanismos utilizados por las aves para orientarse en los desplazamientos migratorios, encontrando un sin fin de hip�tesis formuladas por los investigadores. As� unos dec�an que las aves conoc�an la latitud y longitud debido al sentido gradiente o variaci�n de humedades y temperaturas. Otros que pose�an una fina sensibilidad frente a la fuerza centr�fuga terrestre, o frente a la propia inercia del cuerpo en vuelo. Otros que las aves ten�an un �rgano espec�fico de la orientaci�n situado (seg�n los autores) en el laberinto del o�do, enc�falo e incluso en las propias fosas nasales. Todos estos experimentos resultaron negativos. Llegando a la conclusi�n de que las formas de orientaci�n no son �nicas al igual que las modalidades de migraci�n, dependiendo en ocasiones de la longevidad de las especies o de la amplitud de los viajes. En la actualidad, casi todas de las inc�gnitas se han resuelto pero debido a la complejidad del hecho muchas a�n son insuficientemente conocidas.
Parece ser que existen especies que la orientaci�n del rumbo es innato como el caso del Cuco, que una vez los adultos depositan los huevos en nidos de otras especies, estos inician la migraci�n, cuando los j�venes vuelan realizan el viaje ellos solos sin nadie que les gu�e, sin embargo en aves con vidas largas parece ser que los adultos que ya han realizado varios viajes ense�an a los m�s j�venes, como las grullas que suelen vivir entre 20 y 25 a�os y los j�venes del a�o tienen gran dependencia de los padres.
Dependiendo del modelo de migraci�n las aves suelen orientarse por distintos elementos, as� los migrantes diurnos suelen orientarse en principio por las referencias f�sicas del terreno que quedan grabadas en sus cerebros, y por la posici�n del sol. Mientras los migrantes nocturnos suelen orientarse por la posici�n de la luna y las estrellas.
Un investigador llamado Gustav Kramer, realiz� experimentos con migrantes diurnos. Coloc� en una jaula en el centro de una habitaci�n circular de paredes uniformes, con un conjunto c�clico de ventanas en la pared de la habitaci�n por donde el ave pod�a ver el cielo. Y observo la direccionalidad preferente que adoptaba el ave, demostrando que el predominio era el sudoeste en oto�o y nordeste en primavera. Dedujo que estas aves se orientaban por la posici�n del sol. Posteriormente aplic� espejos en las ventanas desviando la luz del sol con un cierto �ngulo, la consecuencia fue que el ave desvi� la direcci�n aproximadamente igual que el �ngulo de los espejos. Las aves segu�an esta direccionalidad durante todas las horas del d�a. Kramer demostr� que el ave para encontrar el rumbo precisaba conocer la posici�n del sol y la hora del d�a, ya que el sol cambia de posici�n a medida que avanza el d�a.
Foto de Inernet: https://certhia.blogspot.com/2017/04/la-migracion_41.html
Otro investigador, el profesor Sauer en el Planetario de Bremen, experimento con migrantes nocturnos utilizando la jaula de Kramer, el experimento consisti� en encerrar durante la �poca de migraci�n postnupcial a varios ejemplares de currucas (Silvia sp.) en una b�veda de cristal, donde coloco distintos cielos artificiales. As� se colocaron sucesivamente los cielos de Alemania, Checoslovaquia, Hungr�a, Rumania y Turqu�a, luego el de Chipre, instante en el que las currucas cambiaron el rumbo hacia el sur para seguir el Valle del Nilo, demostrando que las aves se guiaban de las estrellas para llegar a los pa�ses �rabes. Pero el experimento fue m�s all�, a una nueva curruca le mostraron el cielo del lago Balkhash, en Asia antes que el de Chipre, la reacci�n de la curruca fue inmediata: cambio el rumbo hacia el este, para cambiar a rumbo sur, tan pronto como volvi� a visualizar la b�veda celeste de Chipre. Sauer demostr� que las aves se orientaban por las estrellas y la luna.
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Foto de Inernet: https://certhia.blogspot.com/2017/04/la-migracion_41.html
Otros experimentos de retorno consistieron en coger y anillar aves que estaban cebando a sus pollos y trasladarlas a puntos lejanos, se observ� que el porcentaje de vuelta era mucho m�s elevado en las aves migratorias y bajo en las sedentarias (la mayor�a no volv�an). Se observ� que la distancia en algunas especies era factor decisivo para el retorno, as� en el caso de los Estorninos (Sturnus sp), distancias inferiores a 300 km. regresaban a las 24 / 48 h., a poca distancia m�s tardaban de 3 a 4 d�as e incluso no regresaban.
Estorninos pintos y negros (Sant Mateu)
En 1953 R. Mazzeo hizo transportar en avi�n un petr�l ingl�s (Hydrobates pelagicus) desde las costas brit�nicas hasta Boston, donde fue liberado, en 13 d�as fue capaz de encontrar su nido tras un vuelo de 5.100 km. En 1958 K. Kenyon y D. Dice realizaron el experimento con un albatro (Diomeda immutabilis), despu�s de un vuelo de 6.500 Km. en 32 d�as, esta ave marina regresaba a su nido.
Otros experimentos consistieron en coger 10 golondrinas en Berl�n y trasladarlas a Madrid (1.850 km), de ellas 2 lograron volver a sus nidos. Tambi�n se cogieron 28 vencejos reales (Apus melba) suizos y se trasladaron a Lisboa (1.620 km), 12 regresaron a su comarca de origen, regresando uno antes de 3 d�as. Se conoce desde antiguo que las palomas mensajeras encuentran su palomar a 1.500 km. de distancia, estas aves han sido utilizadas por el hombre desde los a�os 3.000 antes de J.C.
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Golondrina com�n y Vencejo real (provincia Castell�n)
Otros experimentos consistieron en anillar tanto a aves adultas como j�venes, las cuales se liberaron en localidades distantes, observando que las aves j�venes iban a para a pa�ses que no les correspond�an mientras la mayor�a de los adultos llegaban a su verdadero pa�s de destino.
En 1968 J. Reille puso de manifiesto la existencia de una sensibilidad a los campos magn�ticos en la paloma mensajera. Un experimento con esta ave demostr� que las palomas que se les hab�a aplicado un im�n en la cabeza tuvieron mayor dificultad en encontrar el palomar que las que no lo llevaban. Con tiempo soleado, las palomas con im�n o sin �l no tuvieron problemas para regresar ya que se orientaban por el sol, pero con cielos nublados, las palomas que no ten�an im�n llegaban sin ning�n problema al palomar, mientras que las aves con el im�n en la cabeza muchas les era imposible encontrarlo, as� se concluy� que las palomas mensajeras en d�as nublados se orientan por los campos magn�ticos de la Tierra.
El ornit�logo Wolfgang Wiltschko y su profesor Merkel demostraron con el Petirrojo europeo, migrador nocturno, que coloc�ndolo en una jaula octogonal las aves se orientaban sin otra referencia que el campo magn�tico (se hicieron experimentos con campos magn�ticos artificiales).
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Petirrojo (Riu Millars).������������������������������������������������� �Dibujo Internet (https://books.google.es/books?id=CI3ODwAAQBAJ&lpg=PT190&dq=ornit%C3%B3logo%20Wolfgang%20Wiltschko&hl=ca&pg=PT194#v=onepage&q=ornit%C3%B3logo%20Wolfgang%20Wiltschko&f=true)
Con otros experimentos con golondrinas comunes (Hirundo rustica), llegaron a la conclusi�n que estas aves interpretan la posici�n del sol y las estrellas, calculando la hora del d�a; es capaz de detectar frentes nubosos y tormentas que se aproximan cambiando el rumbo; es capaz de recibir vibraciones sonoras ultracortas caracter�sticas de cada zona del planeta; calculan con mucha exactitud su posici�n dentro del campo magn�tico de la Tierra, y por �ltimo es capaz de visualizar las tramas que var�an seg�n la hora del d�a que forman la luz solar al entrar en contacto con la atm�sfera.
De todas maneras, se conocen que existen varias formas de orientaci�n para conseguir un rumbo correcto en el dif�cil viaje pre y postnupcial que repiten a�o tras a�o.
IDENTIFICACI�N DE LAS ZONAS DE CR�A Y DE INVERNADA.
Se considera �rea de cr�a, el lugar donde las aves adoptan conductas territoriales, instalan sus nidos y se reproducen normalmente.
Considerando las �reas de invernada los lugares donde las aves, principalmente migradoras, utilizan para reposar y alimentarse durante una parte del a�o, principalmente en oto�o - invierno, estas �reas suelen estar separadas de las �reas de cr�a por varios decenas, centenares o miles de km. Suelen ser zonas donde las condiciones para la reproducci�n no son las m�s favorables.
Dibujo Internet: https://blogdeaves.com/sylviidae/curruca-capirotada/
Las aves adultas que han realizado alg�n viaje migratorio, pueden reconocer perfectamente el �rea de invernada debido principalmente a su memoria visual, los j�venes en muchas ocasiones son guiados por los propios padres o por otros adultos expertos en los viajes migratorios. Los adultos no s�lo reconocen las �reas de cr�a sino incluso el mismo nido que nidificaron el a�o anterior, como el �guila culebrera (Circaetus gallicus), �guila calzada (Hieraaetus pennatus), cig�e�as, alimoches (Neophron pernocterus ), alcotanes (Falco subbuteo), etc. Esta exactitud llega a extremos que si la zona ha sido alterada dr�sticamente (talas forestales masivas, incendios forestales,� ..), y el �rbol donde se ubica el nido permanece en pie vuelven a criar en �l.
�guilas calzadas������������������������������� (S� d�Espad�)��������������������� �guila culebrera
Cuando los j�venes migran en solitario y por tanto no pueden ser guiados por aves adultas, se desconoce c�mo son capaces de identificar con tal exactitud la zona de invernada y no trasladarse m�s al sur o en cualquier direcci�n, se plantea el hecho de que estas especies presentan un mecanismo innato, no aprendido que les indica donde y cuando deben detenerse. Las zonas de cr�a parece que son reconocidas con mayor facilidad ya que es el lugar donde nacieron y pasaron sus primeros d�as de vida, pero aun as� se desconoce con toda exactitud qu� mecanismos utilizan.
�COMO MIGRAN LAS AVES?
Depende de la especie, pero en general las aves adoptan dos formas:
1. Migraci�n en grupo.
2. Migraci�n en solitario.
Las especies que no dependen demasiado de la formaci�n de corrientes t�rmicas suelen migrar en solitario, ya que pueden sobrevolar amplias zonas de agua sin demasiada dificultad, as� las �guilas pescadoras (Pandium haliaetus), aguiluchos (Circus sp.), cern�calo patirrojo (Falco vespertinus), etc., atraviesan el oc�ano Indico desde el este de la India hasta el este de �frica.
Otras aves como el �guila culebrera (Circaetus gallicus), los ratoneros (Buteo sp), las golondrinas (Hirundo rustica), abejarucos (Merops apiaster), etc. suelen ir en grupos, que van form�ndose debido a las concentraciones producidas por las masas de agua y por la utilizaci�n de las corrientes t�rmicas. Algunas especies m�s sociables pueden migrar en grandes grupos como los milanos negros (Milvus migrans), milanos del Mississippi (Ictinia mississippiensis), los gavilanes (Accipiter brevipes), los auras (Cathartes aura), los ratoneros de Swainson (Buteo swainsoni), los cern�calos primillas (Falco naumanni) y los cern�calos patirrojos (Falco vespertinus).
Grupo de milanos negros (Barracas)
Existen especies que migran de d�a, pero algunos individuos siguen migrando por la noche como el aguilucho p�lido del norte (Circus cyaneus hudsonius), esmerej�n (Falco columbarius), el cern�calo yanqui (Falco sparverius) y el halc�n peregrino (Falco peregrinus tundrius).
Esmerej�n (marjal de Nules)
Los obst�culos f�sicos encontrados durante el viaje (cadenas monta�osas, extensas superficies de agua) provocan concentraciones de aves en los extremos de pen�nsulas por donde las aves pueden cruzar con mayor facilidad. Las rapaces tambi�n pueden concentrarse despu�s de cruzar una corta extensi�n de agua desde una pen�nsula a cualquier otro punto de encuentro. Caso de Djibouti, en el nordeste de �frica, Yemen, a la altura de Bad el Mandeb, en la boca del mar Rojo en �frica.
Otros lugares de concentraci�n suelen ser los valles de grandes monta�as como al sur del Annapurna (Nepal); en los Alpes y los Pirineos.
Tambi�n en otros lugares las concentraciones de aves son causadas por otros motivos como en Cape May Point (Norteam�rica), en donde la l�nea conductora costera lleva a una pen�nsula; o los Montes del Ponto, al este de Turqu�a.
Cuando las rapaces viajan alineadas a la cordillera, esta act�a como l�neas conductoras, al igual que pueden hacerlos los r�os.
ESTRATEGIAS DE VUELO EN AVES MIGRATORIAS
Las especies de aves, en sus movimientos est�n condicionadas por el peso, tama�o y potencia para utilizar una u otra estrategia de vuelo.
As� las aves grandes principalmente terrestres, suelen utilizar el planeo t�rmico para trasladarse, consistiendo en el aprovechamiento de la formaci�n de corrientes t�rmicas (columnas de aire caliente ascendente), o los rebotes de aire sobre las monta�as. Las aves entran en las columnas cicleando para ganar altura, para posteriormente lanzarse en un planeo recto en la direcci�n general de la migraci�n, disminuyendo de altura hasta que penetra en otra t�rmica ganando altura con el cicleo, as� sucesivamente. Siendo esta t�cnica de vuelo la m�s eficaz de viajar y la que menos gasto energ�tico produce.
Dibujo Internet: http://www.edmkpollensa.com/es/termicos-presiones-y-aerodinamicakitesurf-en-mallorca-capitulo-1/#post/0
Las aves marinas utilizan el llamado planeo din�mico, que consiste en ganar altura contra el viento y cuando no pueden ascender m�s, giran y empiezan a planear con el viento a favor, en este proceso van perdiendo altura llegando a un punto que vuelven a iniciar el proceso, esta forma es la que les proporciona un recorrido de largas distancias con un gran ahorro energ�tico, ya que no pueden utilizar las columnas de aire caliente ascendente como en el caso anterior por que sobre el agua no se forman.
Gaviota reidora y Alcatraz atl�ntico migrando (Port de Borriana)
Hay casos que la estrategia utilizada no es �nica como el caso del �guila pescadora que utiliza el vuelo activo y aprovecha los vientos marinos para desplazarse sobre las superficies de agua (estrategia similar a las gaviotas), y el vuelo de planeo y las corrientes t�rmicas cuando sobre vuela tierra firme (t�cnica de las aves planeadoras).
Aves como los aguiluchos, debido a su gran superficie alar, son capaces de trasladarse con un m�nimo gasto energ�tico, por zonas donde las corrientes t�rmicas son muy d�biles, observ�ndose a primeras y �ltimas horas del d�a, incluso bien entrada la noche.
Aguilucho lagunero (Vilanoa d�Alcolea)
Las aves generalmente de peque�o tama�o, al no estar especialmente adaptadas para el planeo utilizan el vuelo activo (aleteo) como impulso complementario a los breves periodos en que no baten las alas, algunas rapaces de peque�o tama�o como el alcot�n (Falco subbuteo) utilizan esta t�cnica de vuelo, pero en los periodos de descanso de vuelo activo puede utilizar las t�rmicas.
Alcot�n (Penyagolosa)
Otras aves de mayor tama�o y bastante pesadas como las an�tidas, utilizan para sus desplazamientos el aleteo continuo (vuelo activo), siendo este el que produce mayor gasto energ�tico.
Pato cuchara y cerceta com�n (Riu Millars)
A parte de las t�cnicas de vuelo que cada especie adopta, tambi�n influye en la migraci�n las formaciones que utilizan las aves sociables al desplazarse, as� encontramos especies que vuelan en bandadas de forma desordenada, caso de aves de peque�o tama�o como jilgueros (Carduelis carduelis), pardillos (Carduelis cannabina ), verdecillos (Serinus serinus), palomas torcaces (Columba palumbus), t�rtolas (Streptopelia turtur), estorninos (Sturnus vulgaris), avefrias (Vanellus vanellus), correlimos (Calidris sp.), andarr�os (Actitis hypoleucos), zarapitos (Numenius sp.), agujas (Limosa sp.) e incluso aves de mayor tama�o como los milanos y cig�e�as, alcanzando concentraciones de miles de ejemplares.
Palomas torcaces migrando en desorden (S� d�Espad�)
Aves de mayor tama�o presentan una formaci�n ordenada, coloc�ndose cada ave al mismo nivel que las otras, pero detr�s y un poco al lado de la que le precede formando una especie de "V" invertida, con esta estrategia las aves evitan los remolinos de aire que deja en pos de si la compa�era anterior y al mismo tiempo consiguen una buena visibilidad, caso de los flamencos (Phoenicopterus ruber), grullas (Grus grus ), gansos (Anser sp.), gaviotas (Larus sp. ), garcillas (Bubulcus ibis ).
Grullas en formaci�n en �V� marjal de Nules
Tambi�n es frecuente encontrar bandadas mixtas de varias especies, principalmente se da en los Passeriformes.
Los migrantes diurnos suelen iniciar el viaje al amanecer y vuelan durante varias horas por la ma�ana, descansando y aliment�ndose con posterioridad, una parte de ellos vuelven a volar por la tarde. Los migrantes nocturnos emprenden el viaje al oscurecer, siguen volando sobre todo durante las primeras horas de la noche pos�ndose a descansar al comenzar el d�a. Pero como siempre existen aves mixtas que vuelan una parte por la noche y otra por el d�a.
Grupo de paseriformes migradores descansando en una balsa natural (jilgueros, pardillos, pinzones, )
Algunas aves utilizan como zona de descanso en sus viajes los humedales, desembocaduras de r�os, embalses, donde an�tidas, lim�colas, aves insect�voras e incluso rapaces como el ratonero com�n (Buteo buteo), aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus), �guilas pescadoras, �encuentran alimento suficiente para proseguir el viaje.
PRINCIPALES V�AS MIGRATORIAS
Siempre los ornit�logos hemos estado hablando de pasillos, caminos, v�as, rutas migratorias, intentando identificarlas para instalar puestos de observaci�n. En realidad, la migraci�n de las aves se realiza en un frente tan amplio que podr�amos apuntar que los d�as con las condiciones atmosf�ricas y f�sicas del terreno son favorables, pasan por todo el territorio. Ahora bien, si las condiciones atmosf�ricas no son las id�neas y sobre todo encontramos obst�culos como las grandes cordilleras monta�osas o grandes extensiones de agua, en estos casos las aves suelen concentrarse en unos puntos muy concretos para salvar estos obst�culos geogr�ficos y continuar el viaje.
Busardo ratonero migrando (Benlloch)
Estos puntos concentran la mayor�a de las aves migratorias, as� en el continente europeo encontramos una v�a occidental canalizada por las costas atl�nticas, los Alpes y los Pirineos, que concentran a las aves en el Pirineo occidental, para extenderse por la Pen�nsula Ib�rica y volver a estrecharse en Gibraltar, est� zona es utilizada por la mayor�a de rapaces del oeste de Europa.
Otra v�a de menor importancia es la que utilizan las aves atravesando por Italia y Sicilia para penetrar en el continente Africano por T�nez.
La v�a oriental pasa por los Balcanes, por Grecia y los estrechos del B�sforo y Dardanelos, atraviesa Asia menor y a trav�s del L�bano e Israel se internan en el este de �frica. Est� es utilizada por la mayor�a de aves del norte, centro y este de Europa, as� como gran n�mero del oeste de Asia y del C�ucaso.
A lo largo del planeta aparecen varios puntos de concentraci�n de aves principalmente planeadoras, as�:
a) Los mejores puntos, concentran en una sola temporada a un mill�n de rapaces:
� Eilat en el sur de Israel.
� Canal de Panam� en Centroam�rica.
b) Otros puntos con cientos de miles de rapaces en una temporada:
� Djibouti, en el norte de �frica.
� Gibraltar y Tarifa en el sur de Espa�a.
� Montes del Ponto al este de Turqu�a.
� Holiday Beach al norte del lago Erie.
� Norte de Israel.
c) Existen muchos puntos donde se calculan decenas de miles de rapaces, como:
� Crestas de monta�osas: Hawk Mountain en Pensilvania.
� Monta�as: Goshute en Nevada.
� Localidades a orillas de lagos: Duluth (Minnesota), Green Bay y Cedar Grover (Wisconsin, EEUU), Hawk Cliff Contario en Canad�, Beidaihe (Hebei, China).
d) Pen�nsulas: Cape May Point (Nueva Jersey), la Punta del Diablo (California), Falsterbo (Suecia).
e) Cabos: Irago-zaki y Stat-misaki (Jap�n).
Dibujo de Internet: https://www.engormix.com/avicultura/articulos/influenza-aviar-presencia-aves-t40921.htm
Adem�s, los lugares donde se pueden observar un millar de rapaces por temporada son muchos distribuidos por todo el planeta.
De todos los puntos quiz�s Israel es el lugar del mundo donde mayor n�mero de aves rapaces planeadoras se pueden observar, debido a la confluencia de Asia, �frica y Europa, y a las condiciones geomorfol�gicas excepcionales (combinaci�n de altos riscos, estrechos ca�ones des�rticos, alta temperaturas medias a lo largo de la depresi�n Sirio-Africana que atraviesa el pa�s).
Algunas aves y dentro de ellas algunas rapaces no siguen estas v�as migratorias, cruzando el mar Mediterr�neo por otros puntos, as� las poblaciones de �guila pescadora, por su capacidad voladora activa no necesita utilizar las corrientes t�rmicas para desplazarse desde sus zonas de cr�a en Escandinavia, este de Europa, Pa�ses B�lticos, Escocia y otros puntos del Mediterr�neo, pudiendo cruzar el Mediterr�neo por cualquier punto, aunque muchos individuos utilizan la v�a occidental para trasladarse al �frica subsahariana.
Otra especie sociable, el halc�n de Eleonor (Falco eleonorae), es un migrante solitario en algunas ocasiones y en otras, forma peque�os grupos, concentr�ndose en lugares del este de la Pen�nsula Ib�ricas (Castell�n, Cuenca), donde existe una gran abundancia de insectos voladores (alimento utilizado mayoritariamente en la migraci�n prenupcial), para posteriormente dirigirse a las zonas de cr�a. Esta especie que nidifica en los islotes del Mediterr�neo y Atl�ntico, tampoco sigue la misma v�a migratoria que la mayor�a de las rapaces. La migraci�n se desarrolla hacia el este en las poblaciones occidentales, siguiendo el Mediterr�neo y posteriormente hacia el sur, para invernar en la isla de Madagascar e islas Mascare�as al sur de �frica. La poblaci�n de Canarias y costa atl�ntica marroqu�, migran primeramente al NE para coger la misma v�a que las aves del Mediterr�neo.
Halcones de eleonor aliment�ndose de insectos voladores al anochecer (La Pobla Tornesa)
Una misma especie seg�n donde tenga ubicada la zona de cr�a puede utilizar recorridos distintos en la migraci�n, y de igual forma poseer �reas distintas de invernada, caso de la Cig�e�a blanca.
Otras especies presentan el llamado "salto de la rana", consistente en que las poblaciones situadas m�s al norte presentan �reas de invernadas m�s al sur, pasando por encima de las �reas de cr�a e invernada de las poblaciones m�s meridionales. Como el torcecuellos (Jynx torquilla), chorlitejos (Charadrius sp. ), lavanderas (Motacilla sp.), etc.
Chorlitejos y otros lim�colas (marjal de Nules)
FENOLOGIA DE LA MIGRACI�N
Cuando se habla de delimitar las �pocas de los desplazamientos migratorios (pre y postnupcial), muchas veces es dif�cil de poner l�mites ya que, hay aves migrando en casi todos los meses del a�o, algunos ornit�logos consideran migraci�n postnupcial desde el mes de junio hasta diciembre y prenupcial de enero a junio. En el Anuario ornitol�gico de la Comunidad Valenciana la migraci�n prenupcial es considerada del 15 de febrero al 20 de mayo y la postnupcial del 21 de julio al 30 de noviembre, considerando la invernada del 1 de diciembre al 15 de febrero.
En general la fenolog�a depende de cada especie, e incluso de los propios individuos, encontrando ya aves migrando en invierno (febrero) como los aguiluchos laguneros, y en verano (julio), como los milanos negros (Milvus migrans).
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Aguilucho lagunero occidental ������������������� ��������������� ��������������� Milano negro
El recorrido de la migraci�n, las aves suelen realizarlo dos veces al a�o, uno antes de reproducirse, denominado migraci�n prenupcial (viajan desde las �reas de invernada a las de cr�a) el viaje se desarrolla entre finales del invierno y primavera, y otro despu�s de la nidificaci�n denominada migraci�n postnupcial que suele realizarse en verano/oto�o. Aunque cada especie suele migrar en una �poca determinada e incluso existen diferencias entre cada individuo de una misma especie, as� como algunas especies provocan movimientos intermedios pudiendo encajar en m�s de un tipo de migraci�n.
En estudios realizados en Francia y Catalunya, sobre la migraci�n del �guila pescadora:
1.- La migraci�n prenupcial ocurre m�s r�pida que la postnupcial, oscilando del 14 de febrero al 3 de junio (N = 274 aves), fechas muy similares a las encontradas en Gibraltar (de mediados de febrero hasta el 5 junio), entre el 19 de marzo y 3 de mayo son los d�as de mayor paso siendo el 2 de abril el m�ximo. Pasando los 10 �ltimos d�as de marzo y los primeros de abril el 50 % en Espa�a y el 60 % en Francia. En Gibraltar y Arag�n los m�ximos se sit�an entre el 20-24 de marzo al 15-17 abril. En Suiza del 1-20 marzo al 25 abril, siendo los m�s rezagados a finales de mayo, principio junio.
En Francia el horario de paso se diferencia con respecto a Espa�a, as� el m�ximo estaba entre 9-10 h. hasta 12-13 h., mientras que en Gibraltar el paso se prolonga a lo largo de todo el d�a.
Aparece tambi�n un predominio de utilizar las zonas de interior (72 indv.) m�s que las litorales (45 indv.)
2.- La migraci�n postnupcial, se da entre agosto y octubre. Durante todo septiembre y primera decena de octubre la frecuencia de indv. se mantiene constante tanto en Francia como en Catalunya. Pasando del 24 de agosto al 13 de octubre, siendo el m�ximo en d�a 21 septiembre, en Gibraltar el paso va desde el 30 de agosto al 6 de octubre con un m�ximo el 17 septiembre.
Apareciendo una menor utilizaci�n de la zona interior (23 indv.) que del litoral (50 indv.).
La poblaci�n del Mediterr�neo (62-70 parejas), es sedentaria no migrando ni los adultos ni los j�venes. Las poblaciones del norte y centro de Europa pasan por la Pen�nsula ib�rica en su migraci�n transahariana para llegar a sus cuarteles de invernada en �frica eti�pica.
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�guilas pescadoras (marjal d�Almenara). Anillada procedente de Alemania
REALIZACI�N DE ESTUDIOS MIGRATOL�GICOS
Es muy reciente el estudio cient�fico de la migraci�n, data desde hace apenas un siglo, pero mucho de lo que hoy se sabe, se descifro hace tan s�lo 30 - 40 a�os.
Las t�cnicas de estudio de aves rapaces migratorias y dispersivas, las podemos resumir en:
a) Observaci�n de aves desde puntos fijos. Se realizan recuentos de las aves desde puestos de observaci�n situados en la l�nea de la migraci�n.
b) Observaciones de aves desde aeroplanos. Se realizan conteos desde aviones ligeros a la misma altura que las aves, desplaz�ndose con ellas una porci�n de su recorrido.
c) Seguimiento por captura y marcaje de las aves. Se capturan y marcan aves y pollos en los nidos, para que proporcionen datos sobre las zonas de cr�a e invernada.
d) Seguimiento de las aves por radar y radio-tracking. Se usa para el seguimiento de los movimientos de las aves y de su localizaci�n.
La realizaci�n de este tipo de estudios, provoca varios aspectos positivos, uno de ellos es la satisfacci�n y aprendizaje a la identificaci�n y formas de vuelo que produce la observaci�n directa de las aves, especialmente las especies planeadoras, al mismo tiempo los recuentos efectuados (conteos bien hechos y aves bien identificadas), pueden servir de estimaciones precisas del n�mero m�nimo real de individuos de una especie, ya que muchos otros individuos vuelan muy altos y no son detectados o utilizan otra v�a migratoria, as� por ejemplo el n�mero de individuos estimados para el �guila moteada (Aquila clanga), especie cuya poblaci�n migra enteramente, en el este de Europa y Pr�ximo Oriente era de unos pocos miles, pero en los recuentos postnupciales en Israel se estim� una poblaci�n de m�s de 150.000 individuos, lo que indic� que las estimaciones de individuos en la zona de cr�a eran excesivamente bajas (hecho que hay que tener en cuenta). Adem�s, los recuentos sirven para identificar la relaci�n existente entre la migraci�n y las condiciones atmosf�ricas, la composici�n espacial de las especies y de los propios individuos y como no, para el disfrute del observador.
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�guila moteada (marjal d�Almenara).�������� Lled� (GER) en La Punta de la Vall d�Uix�
Otro hecho importante de los recuentos son la evoluci�n de las poblaciones as�, en Hawk Montain los primeros recuentos se realizaron en 1937, desde entonces se ha demostrado una disminuci�n del halc�n peregrino y �guila pescadora en el Norte de Am�rica.
Unos de los primeros recuentos realizados en el mundo fue a cargo de Roger Tory Peterson en 1935, cuyo punto de observaci�n fue en Cape May Point. El motivo del recuento fue distinto al actual, era ense�ar a los cazadores de la zona que rapaces pod�an cazar y cuales no seg�n la ley vigente.
En Am�rica los censos realizados entre 1960 y 1990 indican que han podido desaparecer hasta el 50 % de los efectivos de las aves terrestres migradoras, que conforman entre el 65 y el 85 % de las aves que se reproducen en los bosques norteamericanos. Estas aves migradoras son seguidas por radares situados en la costa sur de Estados Unidos, captando el paso de 45 millones de aves por d�a durante aproximadamente dos semanas. Los radares situados en la costa sur de Louisiana detectaron la mitad de aves que en 1960.
Desde 1966 el Servicio de Vida Silvestre y Pesca de Estados Unidos organiza conteos anuales de especies reproductoras en todo el pa�s a trav�s de Breeding Bird Survey, que hace un seguimiento anual de 230 especies de passeriformes, para ello cuenta con la colaboraci�n de 2.200 ornit�logos, demostrando que las peque�as aves migratorias americanas est�n pasando por una lenta pero constante p�rdida de efectivos. Adem�s, se observ� que los zorzales declinaron un 40 % en 25 a�os, desapareciendo a un ritmo del 6% en el estado de Maine. Entre 1978 y 1987 se demostr� que de 3 de cada 4 especies migradoras terrestres han disminuido a un ritmo que va del 1% al 3% anual. Desde 1980 algunos silvinos han descendido a menos del 50% de sus efectivos, mientras que algunos papamoscas lo han hecho entre el 70 % y el 52 %.
Posteriormente se hicieron y hacen numerosos conteos anualmente en multitud de localidades del mundo. En 1973 se realiz� la Primera Conferencia sobre Migraci�n de Rapaces (Siracusa, Nueva York), donde se form� la Asociaci�n para el Estudio de la Migraci�n de Rapaces de Norteam�rica (Hawk Migration Association of North America), est� publica una hoja informativa sobre las t�cnicas y resultados de los conteos. En la actualidad en Israel, se encuentra el Centro de Informaci�n sobre Rapaces Israel� (C.I.R.I.). En Espa�a se halla el Grupo Espa�ol de Migraci�n de Rapaces (GEMRA), que depende de la Sociedad Espa�ola de Ornitolog�a.
La realizaci�n correcta de los conteos depende de varios factores:
a. Las fluctuaciones clim�ticas diarias y anuales.
b. Experiencia de los observadores.
c. Falta de consistencia en el cubrimiento de las zonas analizadas.
d. De la calidad del material �ptico utilizado.
e. Del lugar elegido para el recuento.
f. De los factores meteorol�gicos.
g. De la altura a que se desplaza el ave as� como del tama�o y color.
h. De migrantes en grupo o en solitario.
El material necesario para la realizaci�n de los recuentos es b�sicamente:
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Distintos materiales utilizados en la observaci�n de aves migradoras.
Prism�ticos (8 x 30 ; 8 x 40), telescopios (20-60 aumentos), c�maras fotogr�ficas y teleobjetivos de 35 mm a 1.600 mm, sobre todo en lugares donde las concentraciones de aves son muy elevadas, fotografiando a los grupos de aves cuando descienden entre una t�rmica y otra, se puede conocer el n�mero y especie de migrantes. Adem�s, se dispondr� de una gu�a de identificaci�n de aves, de un cuaderno de notas y de una grabadora de bolsillo.
Existen una gran variedad de tipos de recuentos de aves, tanto de especies migrantes nocturnas como diurnas:
1.- M�todos de recuento de migrantes nocturnos:
a. el ac�stico: dirigido a aves que emiten sonidos de reclamo sin cesar mientras vuelan (zorzales), que pueden servir tambi�n durante el d�a.
b. el lunar: normalmente se realizan en lunas crecidas y cielos despejados. Consiste en mirar el disco lunar, anotando el n�mero de aves, la direcci�n (se divide el disco lunar en 12 partes, como en un reloj, y se mira por donde entra y sale el ave), horario, etc.
2.- M�todo de recuento de migrantes diurnos desde puntos fijos de observaci�n:
Posiblemente est� sea el m�todo m�s utilizado para el recuento de aves, principalmente planeadoras, utilizado en todo el mundo, ya que da muy buenos resultados y es relativamente econ�mico. En este tipo de recuento se debe considerar:
a) Elecci�n del puesto de observaci�n.
Antes de emprender trabajos de recuento de aves migratorias se debe tener una serie de nociones sobre las aves que migran, la fenolog�a de las mismas y del medio f�sico donde ubicamos el observatorio (en planicies, cumbres de monta�as, etc.). Para la ubicaci�n de un buen observatorio se tendr�n en cuenta factores como los puestos que utilizan los cazadores, los lugares donde la formaci�n de t�rmicas o rebotes de aire son importantes, teniendo las columnas de aire ascendente frente a nosotros, las peque�os valles o depresiones que producen las cadenas monta�osas, dispuestos en el sentido de la migraci�n, y sobre todo los puntos de concentraci�n de aves antes de cruzar un obst�culo f�sico del terreno como masas de agua.
Una vez elegido el puesto de observaci�n se realizar� una descripci�n detallada del mismo, as� como un esquema de localizaci�n, anotando en plena actividad los puntos por donde pasan las aves y que especie de aves.
b) Elecci�n del d�a o d�as de observaci�n.
Se debe estructurar un calendario de d�as de observaci�n, aunque lo deseable es la observaci�n diaria y prolongada a lo largo del d�a, en muchas ocasiones no se dispone de observadores suficientes para tal actividad. En tal caso, se desarrollar� un plan eligiendo los d�as de la semana con la misma frecuencia, as� si se elige uno o varios d�as de la semana, es conveniente que siempre sean los mismos.
De igual forma en el horario, es decir todos los d�as de observaci�n se realizar� el mismo n�mero de horas y en el mismo periodo de tiempo (ma�ana, tarde o ma�ana y tarde). Anotando la hora de inicio y final de la actividad, as� como la hora de observaci�n de las aves. Si el n�mero de horas al d�a a observar tambi�n es reducido, se deber� buscar las primeras horas del d�a o �ltimas de la tarde ya que las corrientes t�rmicas a�n son d�biles y las aves planeadoras vuelan a menor altura siendo m�s visibles y las aves que no dependen de la formaci�n de t�rmicas suelen iniciar la jornada migratoria a primeras horas de la ma�ana para proseguir durante el d�a.
c) Condiciones atmosf�ricas:
Se tendr� en cuenta que los d�as con condiciones atmosf�ricas adversas como, lluvia fuerte, vientos muy fuertes, cielos totalmente cubiertos, niebla espesa, etc. � pueden inhibir total o parcialmente la migraci�n.
Los d�as con vientos en direcci�n contraria a la migraci�n provocan que las aves vallan m�s bajas y lentas, facilitando la observaci�n. Los d�as con vientos a favor de la migraci�n provocan que las aves vayan mucho m�s r�pidas, facilitando la observaci�n de un gran n�mero de aves, pero tambi�n el paso desapercibido de otro buen n�mero de aves.
Es importante conocer las ubicaciones de las tormentas ya que ellas condicionan (en unas ocasiones m�s que otras), la trayectoria de las aves, provocando concentraciones en un n�mero determinado de puntos. As� los d�as con cielos con nubes blancas o gris claro, favorecen el contacto del observador con las aves debido al contraste entre el fondo del cielo o nube y la silueta del ave. Siendo los d�as con nubes oscuras muy poco rentables a la hora de observar a las aves, debido a que las siluetas de las aves no suelen resaltar con este tipo de nubes, aunque depende de la distancia existente entre el observador y el ave observada.
d) Material a utilizar:
Se dispondr� de un material �ptico de bastante calidad, tanto los prism�ticos como los telescopios, herramientas imprescindibles para este tipo de estudios.
Adem�s se dispondr� de fichas, bloc de notas, etc. pero me inclino m�s a la utilizaci�n de grabadoras de bolsillo, ya que te permiten la descripci�n detallada de las aves y de los movimientos y direcciones que toma sin apartar la vista de ellas, el problema viene cuando la informaci�n grabada debe transcribirse a papel o introducirse en el ordenador, ya que si uno no es met�dico siempre hay problemas o falta de tiempo para llevar las anotaciones a papel.
Otro material imprescindible es una buena gu�a de campo donde se detalle con mucha claridad no s�lo las distintas especies sino la diferencia entre los sexos y edades.
e) N�mero de observadores por puesto.
El n�mero de observadores depende de la ubicaci�n del punto de observaci�n, ya que no es lo mismo realizar conteos en la provincia de C�diz que en la de Castell�n (Espa�a), simplemente por el n�mero de aves que pasan y se concentran por los distintos lugares. De todas formas, un n�mero de dos personas en cada observatorio, es suficiente para realizar este tipo de recuentos, reparti�ndose el campo visual. Realizando uno prospecciones a nivel y por debajo del punto de observaci�n y el otro en la parte alta del cielo, o si el punto de observaci�n est� ubicado en una elevaci�n monta�osa rodeada de una llanura, cada observador inspeccionara un lado (este - oeste). Aunque lo que ocurre al final es que el observador/es siempre intentan mirar por el lugar por donde mayor n�mero de aves est�n pasando (desviaci�n que se debe rectificar).
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Miembros del GER conteo migraci�n (Lled� Badenes, Josep Bort, Juanlu Bort)
f) Registro de los datos:
Se deber� dise�ar unas fichas donde se registren todos los datos que se consideren importantes en este tipo de trabajos de campo, as� deber� existir una ficha donde se describa el puesto de observaci�n (localizaci�n, caracter�sticas f�sicas del terreno, croquis de la zona, etc.) y otra para la observaci�n de aves (climatolog�a, especie, sexo, edad, caracter�sticas del plumaje, fecha y hora del contacto, conducta, direcci�n, altura, ave se desplaza en solitario o en grupo, etc.), es importante recordar que se deben anotar tambi�n las aves que no se identifiquen (por la distancia, etc.) ya que tienen el mismo valor que las identificadas, anotando en este caso a que especie nos recuerda m�s, no cayendo en el error de catalogarla sin haber podido identificarla bien.
Registro en ficha de los datos de aves observadas
Cuando los estudios se utilizan puntos fijos de observaci�n debemos tener presente que, en ocasiones las condiciones atmosf�ricas del d�a del recuento pueden hacer que est� sea correcto o no, as� los cielos con nubes blancas, son los m�s propicios, ya que la mayor�a de las siluetas aparecen oscuras y muy contrastadas, pero si las aves son blanquecinas por la parte ventral como el �guila pescadora, �guila culebrera, pueden pasar desapercibidas. Los cielos totalmente azules son los peores ya que las siluetas oscuras con el azul del cielo parecen fundirse, si el ave est� a bastante altura, debido adem�s por la falta de puntos de referencia para el observador. En caso de detecci�n de aves a distancias cortas este tipo de cielo puede ser perfectamente adecuado.
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Sergi Marza �y Juanlu Bort (GER) contabilizando rapaces migrando.
Desde lugares de observaci�n elevados, las aves que se desplazan a alturas inferiores al observatorio pueden fundirse con el color de la tierra o de la vegetaci�n, ya que la mayor�a de aves rapaces presentan dorsos marr�n-oscuro.
De igual forma las distintas tonalidades que puede tener el mar puede dificultar la observaci�n de las aves. As� es m�s f�cil detectar las aves con mares claros que con tonos oscuros.
METODOS DE MARCAJE DE AVES
Para conocer los movimientos de las aves tanto migratorios como de dispersi�n, los ornit�logos han ideado una serie de t�cnica, instrumentos y m�todos de marcaje que permiten identificarlas, de forma individual o como perteneciente a un grupo, colonia o a un �rea determinada, obteniendo a parte de los desplazamientos de las aves informaci�n de la biolog�a, demograf�a y din�mica poblacional.
Esta diversidad de m�todos de marcaje viene condicionada por el estudio concreto a realizar y por el investigador, quien debe elegir el m�todo m�s adecuado para su investigaci�n.
En general los m�todos de marcaje deben basarse en la perdurabilidad de las marcas, al menos durante la realizaci�n del estudio, y que su colocaci�n no afecte a la supervivencia del ave y que est� se integre de nuevo en la poblaci�n despu�s de ser marcada, sin que sea alterado su comportamiento ni el de los dem�s individuos hacia �l (aspectos que ya han ocurrido).
Una de las cosas que el investigador debe considerar es la organizaci�n de la informaci�n y el control y comunicaci�n de los datos obtenidos. Era frecuente que existiera una falta de coordinaci�n entre los distintos proyectos de marcaje dificultando la homogeneizaci�n de los m�todos y la repetici�n de los c�digos. Encontrado aves de la misma especie, pero de �reas geogr�ficas distantes con las mismas marcas (caso de algunas an�tidas invernantes en Espa�a), provocando confusiones al observador / comunicante que no sab�a a qui�n ten�a que pasar la informaci�n e incluso a los propios investigadores.
Este hecho ha provocado que la Uni�n Europea para el Anillamiento de Aves, realice continuos esfuerzos para la unificaci�n de criterios. Intentando centralizar todos los trabajos referentes a una especie, grupo sistem�tico o grupo de especies relacionadas ecol�gicamente. As� los ingleses por medio del Wader Study Group (organizaci�n internacional creada en 1970), se ha hecho cargo de todo lo referente a marcajes en lim�colas, los italianos coordinan los datos sobre aves marinas, los franceses sobre las aves rapaces, los espa�oles por medio de la Sociedad Espa�ola de Ornitol�gica (SEO) coordina el grupo de las ardeidas. En Espa�a tambi�n existen intentos de coordinaci�n similares a los europeos, as� la Estaci�n Biol�gica de Do�ana coordina lo referente a flamencos, anseriformes, cig�e�as, esp�tulas y rapaces y la SEO coordina otros grupos de aves.
Los objetivos principales del marcaje cient�fico son:
a. Conocer las v�as migratorias y las �reas de cr�a, invernada, descanso, etc. de las diferentes especies.
b. Estudiar la fenolog�a migratoria y la dispersi�n postnupcial y juvenil.
c. Conocer la longevidad, curva de supervivencia y tasa de renovaci�n.
d. Estudiar la morfolog�a, biometr�a y estado de muda.
e. Conocer las causas de mortalidad.
Tipos de marcajes m�s utilizados:
1.- Anillamiento:
Es el m�s tradicional y utilizado, las primeras referencias de aves anilladas en Europa se remontan a los inicios del s. XVIII, cuando un monje alem�n se�alaba de alguna manera a las cig�e�as de su localidad. En 1.888 se recuper� en Gerona, una cig�e�a marcada con una plaquita de lat�n cuatro d�as despu�s de ser marcada en Rusia. En 1903 empieza a efectuarse sistem�ticamente el anillamiento en aves a cargo de la Sociedad Ornitol�gica Alemana. En Espa�a los primeros ensayos de anillamiento cient�fico los realiz� el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y el Instituto Forestal en 1930. En 1959 se funda el Centro de Migraci�n de Aves por la Sociedad Espa�ola de Ornitolog�a.
Este m�todo consiste en la colocaci�n de anillas met�licas de aluminio o de pl�stico a las aves capturadas con redes o a los pollos en el nido. Las anillas que en Espa�a se utilizan son de 11 tipos diferentes (de solapa, circulares, triangulares, de colores, etc.), son colocadas en los tarsos o tibias seg�n la especie de ave, ya que no es lo mismo anillar a un ave insect�vora como el petirrojo (Erithacus rubecula) que a un flamenco (Phoenicopterus ruber). Estas anillas llevan gravado un n�mero distintivo que identifica directamente al ave, as� como la direcci�n donde hay que comunicar el hallazgo de la anilla.
Para poder anillar aves, se debe estar en posesi�n del carnet de anillador v�lido para la Comunidad Valenciana u otra regi�n.
Material necesario para el anillamiento:
1.- Tipo de redes o trampas:
� Red japonesa vertical o de niebla, urilizadas para aves de peque�o y mediano tama�o.
� Cepo-malla, utilizado para aves de medio tama�o como los aguiluchos (Circus sp.)
� Trampa Helgoland. Se utiliza en lugares donde los fuertes vientos no permiten ning�n otro sistema como el caso de Helgoland en el mar del norte, donde se capturo una media de 300 aves diarias en �poca de paso. En 1959 se anillaron m�s de 160.000 aves.
� Red de ca��n (bastante peligrosa).
� Red de suelo o abatible.
� Pateras, limicoleras, etc.
2.- Calibre y cinta m�trica, regla con topes para medir las alas.
3.- Alicates m�ltiples, tijeras, pinzas, navaja.
4.- Dinam�metro.
5.- Bolsas de pl�stico de pesar, bolsa colectora.
6.- Anillas variadas.
7.- Fichas o libreta de anotaciones y gu�as.
8.- Lupa de bolsillo.
9.- Balanza de precisi�n.
10.- Comp�s de puntas regulables.
Una vez capturada el ave, cada una es individualizada en una ficha donde se anota, la especie, edad, sexo, fecha y lugar de captura y colocaci�n de la anilla y n�mero. Se procede a medirla (medidas biom�tricas: ala, pico, cola, tarso, u�a de pulgar), pesarla (para ver la cantidad de grasa), estado de muda.
Este m�todo aunque muy utilizado es poco efectivo a la hora de recuperaciones de aves y anillas ya que en las aves peque�as s�lo se recupera el 1 x 1.000 y en especies cineg�ticas como las �nades 1 x 5.000 anillamientos. Las anillas de aluminio recuperadas deb�an remitirse al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid o al Instituto de Conservaci�n de la Naturaleza (ICONA) de Madrid. A partir de diciembre de 1986 deben remitirse al Centro de Migraci�n de la Sociedad Ornitol�gica Espa�ola.
En Valencia est� la Oficina Valenciana de Anillamiento, donde deben remitirse las anillas recuperadas en la Comunidad Valenciana cuya direcci�n es Av. Los Pinares, 106. El Saler, 46012. Valencia. Tef.: (96) 1610847.
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Morito y flamencos con anillas de pvc y met�licas.
2.- Marcas o bandas alares:
La utilizaci�n de marcas alares en aves rapaces se remonta a la d�cada de los setenta, consisten en unas l�minas de pl�stico, que se le aplican a las aves rodeando el h�mero y uniendo sus extremos entre las terciarias y las escapulares con dos remaches, quedando ajustadas a las alas del ave sin producirles rozaduras ni heridas. Dependiendo del tipo de ave a marcar (principalmente aves rapaces y planeadoras, c�rvidos y ardeidas), las marcas son m�s grandes y pesan m�s o menos gramos. Las marcas se utilizan por su sencillez, r�pida instalaci�n y visualizaci�n.
Suelen usarse marcas de distintos colores, que llevan inscritos s�mbolos diferentes para la identificaci�n e individualizaci�n del ave, el lugar o nido de procedencia y el a�o en que se le colocaron, estas marcas se utilizan principalmente en pollos mayores que a�n no han abandonado el nido.
La duraci�n de las marcas var�a, pero suele aparecer una p�rdida de marcas alares por el deterioro del material despu�s de comenzar la dispersi�n, pero lo normal es que duren de dos a tres a�os, aunque existen casos de duraci�n de las marcas cinco a�os e incluso diez a�os. En estudios con el �guila real (Aquila chrysaetos) y �guila imperial ib�rica (Aquila adalberti) el 4 % de las marcas se perdieron entre la fecha de marcaje y la de dispersi�n de las j�venes �guilas.
El material empleado suele ser del tipo Saflag (Safety Flag Corporation of America, Rhode Island). Utilizando marcas de tama�o 18 x 6 cm y 3-4 g. peso en pollos de �guilucho lagunero (Circus aeruginosus), y de 3,5 x 7,5 cm y peso 8 g. en pollos de �guila imperial ib�rica
En Catalunya (Espa�a) se vienen utilizando desde 1990 estudios sobre la dispersi�n de j�venes de �guila perdicera (Hieraaetus fasciatus) mediante marcaje con bandas alares y anillamiento con anillas de pl�stico (PVC) y met�licas, individualizando en 1993 unos 90 pollos, obteniendo un centenar de observaciones y unas treinta recuperaciones, con ello se ha podido identificar �reas de dispersi�n, las causas de mortalidad (60% por electrocuci�n y 25% por persecuci�n directa por el hombre), adem�s dos aves se incorporaron a la poblaci�n reproductora sustituyendo las bajas de un miembro de las parejas, observando que uno de los pollos marcados se instal� a pocos kil�metros del lugar de nacimiento el otro se situ� a m�s de cien kil�metros.
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Aguilucho lagunero (marjal d�Almenara) y Buitre leonado con marcas (Castell de Cabres).
3.- Radio-tracking:
Consiste b�sicamente en el seguimiento y localizaci�n de aves (migradoras o dispersivas), por medio de un equipo radio telem�trico y radiorreceptores.
El primer trabajo de investigaci�n aplicando esta t�cnica de marcaje se realiz� en 1964 por Southern, para el seguimiento del �guila calva (Haliaeetus leucocephalus). Posteriormente ha sido utilizado por multitud de investigadores tanto para aves como para mam�feros. En un principio se utilizaba para conocer los desplazamientos y utilizaci�n del h�bitat por las aves, la localizaci�n de las �reas de cr�a, de descanso y cazaderos, aspectos de la reproducci�n, localizaci�n de �reas con elevadas tasas de mortalidad y las causas de la muerte. Por �ltimo, suele utilizarse para conocer la din�mica de poblaciones, la dispersi�n y migraci�n de las aves.
El material necesario consiste b�sicamente en un radiotransmisor que se coloca principalmente en la espalda del ave (a veces en los tarsos), con una peque�a antena de unos 15-35 cm. ; una antena que va conectada al receptor que lleva en investigador. Las frecuencias m�s utilizadas se sit�an entre 140-220 MHz.
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Distintos transmisores usados para �guila real en �Mont�n
En un principio las bater�as eran de mercurio, con una duraci�n entre 10 d�as y 2-3 a�os, posteriormente se utilizan bater�as solares.
Dependiendo de cada equipo se puede localizar al ave entre 500 y 1.000 m. cuando esta en el suelo, de 3 a 5 km. cuando esta posada en un �rbol y de 10 a 15 km. cuando esta volando. Para la localizaci�n del ave el investigador suele colocarse en elevaciones del terreno (as� en una colina de 40 m. puede alcanzar hasta 22 km.), o desde una avioneta.
Muchos autores coinciden en la utilizaci�n de este m�todo de marcaje por proporcionar una gran informaci�n con una m�nima molestia para el ave. De igual forma el equipamiento es relativamente f�cil de conseguir y la t�cnica de aplicaci�n no es complicada. Siendo el coste poco elevado si se compara con la obtenci�n de la misma informaci�n con otros m�todos.
Algunos equipos pueden ser suministrados por:
As� en estudios de la dispersi�n de j�venes �guilas imperiales ib�ricas, se colocaron marcas alares y radiotransmisores en la espalda fijados con resina polimerizable a un arn�s cruzado por el pecho del ave que peso todo el equipo entre 70 y 80 g. El equipo radio telem�trico estaba constituido por transmisores activados por energ�a solar, con bater�a Ni/Cd emit�a frecuencia de 148.300 - 148.690 Mhz con una duraci�n entre 2 y 3 a�os. Los radiorreceptores modelo LA 12-DS con una capacidad para 48 frecuencias distintas. Antena tipo Yagi con distancias de recepci�n de 5-8 km con el ave posada y 20-30 km. en vuelo. Para localizar al ave se utilizaba el m�todo de triangulaci�n.
4.- Radar:
Se utiliza para la localizaci�n de las aves principalmente migratorias a distancias de cientos de kil�metros. Con ello se puede detectar las v�as de migraci�n que utiliza, as� como la identificaci�n de las zonas de cr�a e invernada.
Es la metodolog�a de marcaje m�s cara, pero la informaci�n que proporciona es muy significativa.
As� el Grupo Mundial de Trabajo sobre Aves de Presa contrato con el DFG y el Ministerio de Medio ambiente en Alemania desde 1992 equiparon con PTT a 33 �guilas de siete especies en Europa, Asia y �frica, siguiendo individualmente a las �guilas a una distancia total de 17.000 km. durante m�s de un a�o. Encontrando que una hembra del �guila de la Estepa (Aquila nipalensis) en Arabia hab�a criado con �xito dos pollos la temporada siguiente. En un �guila Imperial aparte de encontrar con �xito la reproducci�n se localizaron sus cuarteles de invernada en Arabia, encontrando el PTT en perfectas condiciones.
Existen otros m�todos de marcaje utilizados en estudios m�s espec�ficos y con un seguimiento de las aves durante varios a�os, as� encontramos:
a) Marcaje combinando anillas de colores, que son �tiles para el estudio de la biolog�a en lugares donde las aves est�n radicadas.
Ej. En Espa�a en 1988 se capturaron grullas (Grus grus) con anest�sicos orales, marc�ndose con combinaciones de anillas de colores de PVC (blanco, rojo, amarillo, verde oliva, negro y azul claro), observando a un joven marcado en marzo de 1988 en Gallocanta (Espa�a), en noviembre con su plumaje de adulto, a pocos cientos de metros de donde fue capturado y soltado. Adem�s, emplearon en algunas aves radioemisores de bater�a y energ�a solar para su seguimiento en el sudoeste peninsular.
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Anillas de colores en gaviota Audouin (Port de Borriana)
b) Anillas de lectura a distancia, las cuales llevan los n�meros y caracteres identificable muy grandes siendo f�cilmente observables con prism�ticos.
Ej. En 1986 la Estaci�n Biol�gica de Do�ana anillo por este m�todo a esp�tulas (Platalea leucorodia), flamencos, garzas reales (Ardea cinerea), cig�e�a blanca, ansar com�n (Anser anser), milanos negros (Milvus migrans) y milanos reales (Milvus milvus). En 1990 se marcaron pollos de buitre leonado (Gyps fulvus) en Segovia (Espa�a) con anillas pl�sticas con una combinaci�n formada por una letra y un n�mero, con lectura a distancia.
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�guila azor-perdicera con anilla de lectura a distancia (Xert)
c) Collares y chalecos de pl�stico, utilizados principalmente en ansares (Anser anser) y focha cornuda.
Collar en focha cornuda (marjal d�Almenara)
d) Colorantes de plumas, es un m�todo sencillo de aplicaci�n r�pida y barata, aunque con escasa posibilidades de variaci�n y poca perdurabilidad. Utilizados en aves coloniales y gaviotas, de modo que un color significa una colonia de origen conociendo aspectos de la dispersi�n de la colonia.
Ej. El Departamento de Ecolog�a de la Universidad de Murcia (Espa�a), libero en 1990, nueve j�venes de �guila perdicera marcados con tinci�n con manchas de colores en alas y/o cola, para conocer los movimientos de dispersi�n de las j�venes �guilas.
e) Decoloraci�n de plumas, suele utilizarse en aves rapaces. Consiste en la decoloraci�n de una o varias plumas tanto de una o las dos alas. Este m�todo presenta el inconveniente de desaparecer cuando el ave muda las plumas, aunque se utiliza para proyectos, especies y zonas concretas.
Como ejemplo la Direcci�n General de Medio Natural de Arag�n en diciembre de 1994 realiz� un plan regional de marcaje y recuperaci�n del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). El plan consisti� entre muchas cosas en la captura de 18 quebrantahuesos en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y en el Parque de la Sierra y los Ca�ones de Guara (Espa�a) y se marcaron con bandas alares, anillas de colores, radio emisores y decoloraci�n de plumas de vuelo individualizando a cada ave, para determinar la demograf�a y din�mica de la poblaci�n.
f) Imperdibles alares, usados para pollos de galliformes y anseriformes, coloc�ndolos en el patagio del ala (se colocan cuando los pollos son demasiado peque�os para poner anillas).
Algunos ejemplos de la importancia del marcaje en aves:
Seg�n las conclusiones del estudio de aguiluchos laguneros invernantes en la Pen�nsula ib�rica, dec�an que la mayor�a de los invernantes son nativos, realizando sobre todo las hembras adultas y j�venes movimientos de cierto alcance dentro de la Pen�nsula. Aunque el elevado grado de ocupaci�n de los humedales catalanes y levantinos, frente a la ausencia de la especie como reproductora, probablemente sean aves procedentes de Europa. Con otros estudios de anillamiento se pudo saber que los aguiluchos laguneros que pasan el invierno en el Delta del Ebro (Catalunya) proced�an del Centro de Europa y Escandinavia (seg�n las anillas recuperadas), encontrando un predominio de aves adultas hembras y de j�venes. Se observaron retornos a la misma zona de aves identificadas con marcas alares en un 52,4 %, as� como que los dormideros estaban formados en el 8,13 % de machos adultos e inmaturos y el 91,6 % de hembras adultas y j�venes.
En el norte de Espa�a se marcaron, 31 buitres leonados j�venes. De ellos 15 se recuperaron a m�s de 900 km al sur de las colonias donde se anillaron. Por radio-seguimiento se pudo conocer que las aves recorr�an entre 31 y 54 km al d�a con una velocidad de vuelo entre 36 y 50 km/h. en migraci�n. Estas aves migraron fundamentalmente cuando el viento es predominante del NE y alturas entre los 750 y 900 m. s.n.m. En la migraci�n postnupcial de 1993 al menos 2.160 buitres leonados cruzaron el Estrecho de Gibraltar, pasando el invierno en Marruecos.
En el caso de las poblaciones de halc�n de Eleonor que nidifican en las islas Canarias cuya v�a migratoria es hacia el NE, se recuper� un ave anillada en Canarias en Mali el 7-3-89, a los 3 a�os del marcaje, encontrando adem�s un ave en las cataratas del Lago Victoria (Zimbabwe), ello hace pensar que posiblemente algunas aves presenten otra v�a migratoria a la tradicional.
En el caso de estudios sobre la dispersi�n juvenil de �guila imperial ib�rica marcadas, se concluy� que en la dispersi�n existen varias fases:
� Una primera que dura aproximadamente 3 meses (incluye desde el cuarto al sexto mes de edad), donde las aves realizan desplazamientos cortos (media de 45,8 km), coincidiendo con la fase de vuelos exploratorios o de reconocimiento, con idas y venidas al �rea natural, pero no al territorio de los padres. (suele corresponder a la fase predispersiva).
� Una segunda fase, la fase de dispersi�n propiamente dicha, cuya duraci�n es de unos 9 meses (del 7� al 15� mes de edad), donde son mayores las distancias recorridas (media de 162,4 km.).
� Una tercera fase que da comienzo a partir del 16 mes de edad, donde las aves est�n presentes en las inmediaciones del �rea natural, siendo la distancia recorrida corta (media 41,9 km.). En esta fase las aves o no han llegado a dispersarse o despu�s de haberse desplazado a gran distancia, han vuelto al �rea natal.
Se detect� una amplitud de desplazamientos que vario entre 30 y 340 km.
En el caso de estudios de la dispersi�n juvenil en el quebrantahuesos, en 1987 y 1989 se marcaron 16 pollos con bandas alares de ellos 10 tambi�n con radio emisores, encontrando que los j�venes una vez emancipados de sus padres divagan por el Pirineo, asent�ndose temporalmente (entre dos semanas y trece meses) en lugares donde los recursos alimenticios son abundantes, realizando desplazamientos que los m�s distantes llegaron a 80 km. del �rea de cr�a. Tambi�n se detect� los j�venes no se desplazan fuera de la cordillera pirenaica, actuando como una poblaci�n cerrada. Al mismo tiempo la tasa de supervivencia al primer a�o de vida se estimaba en 25%, encontrando en este estudio que el 100% de los j�venes estudiados sobrevivieron.
Otros estudios de marcaje en rapaces fue el llevado a cabo en Navarra y Arag�n, donde se marcaron con bandas alares y radio emisores a 6 alimoches, se examin� la extensi�n del �rea de campeo, la localizaci�n y utilizaci�n de los dormideros comunales, el uso del espacio para actividades de alimentaci�n, encontrando desplazamientos entre dormideros situados a 80 km. de distancia y adem�s se comprob� que una hembra adulta sigui� alimentando con toda normalidad a sus dos pollos despu�s de ser marcada.
Otro estudio se realiz� con la colonia de buitre negro en la Comunidad de Madrid, donde a 5 buitres recuperados se soltaron con marcas de decoloraci�n de ls plumas de vuelo para su identificaci�n a larga distancia y se colocaron transmisores modelo HSPB 1.500-10x de la compa��a Wildlife Materials de Illinois (EEUU), la radiolocalizaci�n se efect�a con los receptores modelo Falcon Five. Adem�s, se coloc� a un pollo de 82 d�a un transmisor sujetado por un arn�s m�s decoloraci�n de plumas de vuelo para examinar la progresi�n de los vuelos, relaci�n con los adultos, su actividad, periodo de dependencia y dispersi�n. El radio seguimiento sirvi� para conocer dormideros y enclaves de nidificaci�n incipiente, los datos proporcionados por el pollo dieron una idea de las posibilidades colonizadoras de la especie y de las �reas cuya protecci�n es vital para la instalaci�n de nuevas colonias.
AMENAZAS A LAS AVES MIGRATORIAS
Las aves migratorias presentan una serie de amenazas, coincidentes en unos aspectos y diferentes en otros con respecto a las aves sedentarias, aunque las podemos resumir en dos:
Entre las amenazas m�s frecuentes, se hallan:
1.- La caza y captura indiscriminada de aves en los pasos migratorios, provocada por los cazadores.
Quiz�s el ejemplo m�s claro corresponda a lo que anualmente ocurre en el archipi�lago de Malta (situado al centro del Mediterr�neo) a 89 km al sur de Sicilia. En esta zona se pueden observar unas 30 especies en migraci�n pre y postnupcial. La Malta Ornithological Society, en la actualidad BirdLife Malta, en sus estudios reflejan la muerte por disparos de unos 5.000 rapaces muertas al a�o, en las proporciones siguientes:
ESPECIE |
NOMBRE CIENT�FICO |
N� DE INDIVIDUOS MUERTOS |
Cern�calo vulgar |
Falco tinnunculus |
1.000 - 1.500 |
Aguilucho lagunero |
Circus aeruginosus |
800 - 1.500 |
Halc�n abejero |
Pernis apivorus |
500 - 1.100 |
Alcot�n |
Falco subbuteo |
500 - 600 |
Cern�calo patirrojo |
Falco vespertinus |
200 - 500 |
Cern�calo primilla |
Falco naumanni |
200 - 400 |
Aguiluchos |
Circus sp. |
200 - 300 |
Milano negro |
Milvus migrans |
20 |
�guila pescadora |
Pandion haliaetus |
20 |
Halc�n de eleonor |
Falco eleonorae |
20 |
�guila culebrera |
Circaetus gallicus |
5 - 10 |
En los pa�ses �rabes es norma el capturar rapaces generalmente de peque�o tama�o como el gavil�n (Accipiter nisus), con redes similares a las japonesas, para luego ser vendidas o utilizadas para cetrer�a.
En Espa�a seg�n la Sociedad Espa�ola de Ornitolog�a (SEO), se calcula que son capturados por m�todos ilegales (la liga, el cepo y la red) entre 20 y 30 millones de aves migradoras, principalmente zorzales, al�udidos y fring�lidos, muchos de los cuales se vend�an a los bares para ser consumidos como pajaritos fritos. Respecto a las rapaces se calcula en unas 50.000 las muertas al a�o.
Los estudios de la Comisi�n de aves accidentadas de la S.E.O., se desprende que en el periodo 1989 - 95, fueron muertas:
TECNICA DE CAPTURA |
N� INDIVIDUOS MUERTOS |
Disparo de rifle aire comprimido |
251 |
Disparo escopeta |
331 |
Parany |
17 |
Redes de suelo |
47 |
Cepo |
35 |
En la provincia de Castell�n (Espa�a) y seg�n los datos del G.E.R., se calcula alrededor de 500 aves rapaces abatidas anualmente en sus desplazamientos migratorios. Respecto a aves m�s peque�as para su captura se utilizan redes abatibles, aunque autorizadas por la Administraci�n para la captura en vivo del pardillo com�n (Acanthis cannabina), jilguero (Carduelis carduelis), verder�n com�n (Carduelis chloris) y verdecillo (Serinus serinus), con el prop�sito de destinarlas a la silvicultura, la verdad es que el cazador atrapa y mata (principalmente en casa) todo lo que entra en la red, dejando unos pocos p�jaros para mantenerlos en jaulas cuyo destino es la venta ilegal y los concursos de canto. Adem�s atrapan aves protegidas como la cogujada com�n (Galerida cristata), totov�a (Lullula arborea) , escribano montesinos (Emberiza cia), lavanderas (Motacilla sp.), alcaudones (Lanius sp.) e incluso peque�as rapaces como el cern�calo vulgar, los alcotanes y los gavilanes.
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Redes abatibles capturando fring�lidos migrantes (Burriana)
Otra t�cnica utilizada por los cazadores de Castell�n es el famoso "parany", el cual consiste en utilizar pegamentos (la liga), con el que impregnan unas varitas de esparto (vegetales), coloc�ndolas en las puntas de los �rboles donde se posan los p�jaros atra�dos por un reclamo (sonidos y p�jaros enjaulados), esta modalidad permitida ilegalmente por la Conselleria de Medi Ambient de la Comunidad Valenciana, y prohibida a nivel estatal y europeo, provoca la muerte en la Comunidad Valenciana seg�n AGRO de unos 5 millones de zorzales (Turdus sp.), especies que permiten cazar, pero se calcula en 1.800.000 los paseriformes muertos y protegidos como los petirrojos (Erithacus rubecula), colirrojo tiz�n (Phoenicurus ochruros), collalbas (Oenanthe sp.), currucas (Sylvia sp.), mosquitero com�n (Phylloscopus collybita), papamoscas gris (Muscicapa striata), carbonero com�n (Parus major), carbonero garrapino (Parus ater), herrerillo com�n (Parus caeruleus), herrerillo capuchino (Parus cristatus), pinz�n vulgar (Fringilla coelebs), picogordo (Coccothraustes coccothraustes), entre otros, que mueren anualmente por esta t�cnica de caza, muchas de las cuales son vendidas para consumirlas en los bares como tapas. As� como aves m�s grandes como las rapaces encontrando que el 3,7 % de todas las rapaces encontradas en 1987 murieron por esta causa, afectando principalmente a las rapaces nocturnas como lechuza com�n (Tyto alba), c�rabo (Strix aluco), lechuza campestre (Asio flammeus), b�ho real (Bubo bubo) y sobre todo al mochuelo com�n (Athene noctua) que es captura masivamente (unos 300 individuos por temporada) para utilizarlos como reclamo en esta modalidad de caza.
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T�cnica caza parany.- Muerte de zorzales y petirrojos migrando (Vila-real)
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Lechuza capturada y muerta en parany. Disecada, casa particular en Vila-real
Adem�s, hay otro tipo de caza de migrantes, consistente en la colocaci�n de varetas impregnadas de liga en las balsas donde beben y descansan las aves en sus movimientos migratorios.
Distintos paseriformes e insect�voros atrapados con liga (pegamento). Vall d�Alba y Tales
Por �ltimo, las aves migratorias en la provincia de Castell�n se enfrentan a miles de escopetas listas para disparar, haci�ndose eco del refr�n "Ave que vuela a la cazuela" abatiendo al mismo tiempo aves cineg�ticas como protegidas especialmente aves rapaces.
TECNICA DE CAPTURA |
% RAPACES MUERTAS EN CASTELLON (G.E.R.) |
Disparo escopeta |
41,66% |
Parany |
3,47 % |
Redes de suelo |
24,3 % |
Otras causas |
32 % |
Cazador en la comarca de la Plana Alta. Petirrojo muerto con cepo en la Plana Baixa
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�guila perdicera joven muerta y disecada, bar Alfondeguilla
En Navarra (Espa�a), los cazadores abaten cientos de palomas y otras aves cineg�ticas en la contrapasa (migraci�n prenupcial), en 1993 quedo prohibida por la Ley Foral 2/1993 de protecci�n de la fauna silvestre, pero durante este a�o la Administraci�n pretende volver a autorizarla. Otra modalidad en esta regi�n son las palomeras con redes, t�cnica de captura de palomas que se utiliza en oto�o, capturando entre 1.000 y 2.000 palomas en cada temporada.
2.- Destrucci�n del h�bitat:
Otro problema muy importante es la p�rdida del lugar de cr�a, descanso o invernada. En los �ltimos a�os la desaparici�n de sotos fluviales por encauzamientos, la destrucci�n de amplias zonas de matorral y bosque para la instalaci�n de nuevos cultivos, e incluso la desecaci�n de humedales para la instalaci�n de cultivos o urbanizaciones, provocan una p�rdida importante de alimento, obligando a estas aves a concentrarse cada vez m�s en unos pocos puntos donde la falta de alimento para unas y la muerte por disparos de furtivos es mucho m�s elevada.
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Destrucci�n de ecosistemas y acceso a lugares claves de paso migratorio de aves (Xert).
Desecaci�n de humedales (Pou Nules)
3.- Otros
DEFINICIONES DE ALGUNOS CONCEPTOS EMPLEADOS EN EL TEXTO
Abmigraci�n: Es el paso de un ave de una poblaci�n a otra con caracter�sticas migratorias distintas, debido a la formaci�n prematura de parejas en el cuartel de invernada com�n. Se produce espor�dicamente en an�tidas. Ej. Un �nade sedentaria migra con su pareja migradora, yendo a nidificar en un pa�s distante que no le corresponde.
Abanico migratorio: Se producen cuando por un obst�culo natural (masas de aguas), las aves se concentran en puntos concretos para salvarlo, tambi�n producidos en tierra firme cuando dos l�neas desviatorias convergen.
Aves estivales: son aves migradoras que ocupan un �rea durante la �poca de cr�a, poco antes durante su migraci�n prenupcial y poco despu�s durante la dispersi�n posgenerativa y su migraci�n postnupcial. Ausent�ndose durante el invierno.
Aves accidentales: Son aves que aparecen un lugar o regi�n fuera de su normal �rea de distribuci�n, presentando v�as migratorias m�s occidentales u orientales de donde se observo, suelen corresponder por regla general a j�venes e inmaturos tanto de poblaciones migradoras como de migradoras parciales, tambi�n pueden corresponder a aves en dispersi�n o provocados por fugas u irrupciones.
Estas aves en sus desplazamientos migratorios pueden ser arrastradas por fuertes vientos haci�ndoles perder el rumbo, uni�ndose o no a otros grupos de aves con caracter�sticas similares que est�n en migraci�n activa. Puede darse el caso que correspondan a individuos migradores o migradores parciales que aumenten el �rea de distribuci�n siendo estos los primeros individuos de esa expansi�n, produciendo incluso la utilizaci�n de v�as migratorias m�s orientales u occidentales y en consecuencia tener otra �rea de invernada a la acostumbrada para la especie en cuesti�n.
Aves invernantes: Son las aves que durante el periodo invernal se ubican en las �reas de reposo, poco antes durante la dispersi�n posgenerativa (seg�n especies) y la migraci�n postnupcial y poco despu�s, durante la migraci�n prenupcial. March�ndose a otra �rea para reproducirse.
Aves migradoras: Son las que tienen �rea de cr�a y de invernada separadas. Toda la poblaci�n abandona el �rea de cr�a para trasladarse a la de invernada, retornando al a�o siguiente.
Aves migradoras parciales: Son las poblaciones que parte de ella son migradoras, y el resto sedentarias.
Aves de paso: Son las aves que atraviesan durante sus viajes migratorios con destinos m�s lejanos; ni el �rea de cr�a, ni la de reposo coincide entonces con el pa�s de referencia.
Aves sedentarias: Son las especies que durante todo el a�o permanecen en una misma zona, no presentan �reas de cr�a y de invernada diferenciadas. Aunque los individuos j�venes e inmaturos suelen efectuar movimientos err�ticos sin direcci�n preestablecida o realizan una verdadera migraci�n.
Aves sedimentadas: Son los migrantes que no viajan. Se detienen en zonas apropiadas para alimentarse y descansar, pueden durar minutos, horas, d�as o semanas. Si hacen escala en h�bitat no apropiados el tiempo de sedimentaci�n es muy corto.
Corriente migratoria o v�a migratoria: Es el curso geogr�fico de movimientos migratorios globales, es decir que puede englobar� diferentes especies o poblaciones.
Desplazamientos orientados: Pueden ser:
Dispersi�n: Es el movimiento permanente que un individuo realiza desde su lugar de nacimiento al lugar donde se reproduce o podr�a reproducirse, si ha sobrevivido y encontrado otro ejemplar.
Dispersi�n natal: Es la dispersi�n desde el lugar de nacimiento al lugar potencial donde pueda reproducirse o de su primera reproducci�n.
Dispersi�n reproductora: Son los movimientos realizados entre lugares, posteriores a la dispersi�n natal.
Dispersi�n juvenil: Son los movimientos de los individuos j�venes una vez que alcanzan la independencia de sus progenitores y abandono de sus �reas de nacimiento. Estos movimientos pueden ser voluntarios o estar forzados y parecen venir determinados por condiciones gen�ticas y/o ambientales. Los desplazamientos parecen estar relacionados con la disponibilidad de alimento en el �rea de nacimiento, la experiencia previa y/o gen�tica, la competencia entre sexos y la pugna por el territorio.
Dispersi�n posgenerativa: Es peri�dica y forma parte del ciclo biol�gico anual. Es el corto tiempo despu�s de la reproducci�n que coexiste o no con la migraci�n aut�ntica y se diferencia de est� por ser desplazamientos irregulares y normalmente irradiantes (sin una direccionalidad preferente), afecta principalmente a individuos j�venes.
Dispersi�n de vuelos: Se refiere a la anchura del flujo migratorio.
Emigraci�n: Es lo mismo que migraci�n postnupcial u oto�al. Corresponde al desplazamiento de las aves desde las �reas de cr�a a la de invernada o reposo. Desplazamiento en un solo sentido.
Flujo migratorio: Es el volumen de aves en migraci�n. Se adaptan a las caracter�sticas geogr�ficas y atmosf�ricas.
Frente migratorio: Es la amplitud del flujo migratorio.
Fugas e irrupciones: Son desplazamientos que realizan algunas aves obligadas por la instauraci�n de unas condiciones desfavorables (cambios clim�ticos, disminuci�n de la abundancia de alimentos, etc.) en las zonas donde las aves est�n radicadas.
Jornada migratoria: Es el trayecto diario cubierto por un migrante cada d�a que viaja.
Inmigraci�n: Se refiere a la migraci�n prenupcial, es el viaje que lleva a las aves desde sus cuarteles de invernada a las �reas de cr�a.
L�nea conductora: Son producidas por los accidentes topogr�ficos, son las l�neas que se producen cuando las aves viajan alineadas a cordilleras o r�os.
L�neas desviatorias: Son l�neas topogr�ficas que, en combinaci�n o no de las caracter�sticas climatol�gicas pueden producir obst�culos y por tanto, concentraciones de migrantes, en un punto determinado.
L�nea de vuelo: Es la recta que une la localidad de anillamiento con la de recuperaci�n. Esta l�nea s�lo demuestra la efectividad del desplazamiento, pero no informa sobre la verdadera v�a migratoria seguida.
Migraci�n: Es el viaje peri�dico que el individuo realiza desde una regi�n concreta para regresar luego a esa regi�n determinada.
Migraci�n activa: es cuando los migrantes est�n en pleno vuelo migratorio o cuando est�n posados o comiendo en el lugar (no observ�ndose en vuelo, caso de los migrantes nocturnos).
Migraci�n clim�tica: Este tipo de migraci�n se emprende peri�dicamente con el fin de evitar condiciones clim�ticas inadecuadas.
Migraci�n intercalar o interina: Es un desplazamiento previo cercano a la zona de cr�a, para m�s tarde realizar la verdadera migraci�n. Realizando la migraci�n en dos fases. Ej. Avefr�a, Estornino pinto y Gaviota reidora.
Migraci�n de muda: Afecta a aves que mudan bruscamente sus remiges, perdiendo la capacidad de vuelo en un determinado periodo, caso de anseriformes. Afecta tanto a aves migradoras como no migradoras. Hasta que no llegan al �rea de reposo o refugio no empiezan a mudar, siendo entonces muy vulnerables (sus viajes pueden alcanzar cientos de kil�metros). Ej. Los Tarros blancos acuden a mudar a las costas de noroeste de Alemania desde Breta�a, Inglaterra, Irlanda y Dinamarca. Algunas an�tidas del nordeste de Rusia y Siberia acuden a mudar al delta del Ebro. Otras zonas de mudas son marismas del Guadalquivir, la Camarga, el bajo Danubio, etc.
Migraci�n en lazo: Es cuando una especie presenta una v�a migratoria postnupcial y otra prenupcial, as� la orop�ndola (Oriolus oriolus) y el alcaud�n dorsirrojo (Lanius collurio) que cr�a en Euroasia, migra postnupcial por los Balcanes y Egipto al oeste del Nilo hasta el sur de �frica, pero en su migraci�n prenupcial utiliza otra vis, noroeste de Arabia, Siria y Anatolia.
En Am�rica el chorlito dorado (Pluvialis apricaria) en la migraci�n postnupcial pasa por Labrador, mientras que en la prenupcial va por Am�rica central y cuenca del Mississippi, m�s al oeste.
Migraci�n tr�fica: Son los desplazamientos que realizan algunas especies para encontrar alimento, ya que posiblemente por las condiciones adversas privan moment�neamente a los animales de su alimento.
Migraci�n visible: Es la parte de las poblaciones que migran que puede ser observada desde puntos terrestres.
Migrador: Es el ave, especie o poblaci�n que tiene la condici�n de migrar independientemente de si est� ahora o no en migraci�n.
Migradores parciales: Cuando una parte de la poblaci�n (normalmente la situada m�s al norte) es migradora, mientras que las poblaciones ubicadas m�s al sur son sedentarias.
Migradores transaharianos: Son las aves que presentan sus cuarteles de invernada al sur del desierto de Sahara (extensi�n aproximada 2.000 km), teniendo que atravesarlo.
Migrante: ave que est� en plena migraci�n.
Migrante activo: Es el ave que est� en pleno vuelo migratorio.
Migrante sedimentado: Es el ave que se detiene durante el viaje migratorio. Estas paradas pueden durar horas, d�as o semanas., utiliz�ndolas para alimentarse y descansar.
Presteza migratoria: Es cuando un ave est� dispuesta a viajar, o ya est� comprometida en alg�n viaje. Se manifiesta a modo de inquietud y nerviosismo (diferencia entre aves migratorias y sedentarias enjauladas, en �poca de migraci�n), esta inquietud se denomina Zugunruhe, en alem�n.
Un ave con presteza migratoria reacciona a los est�mulos de:
Retorno nidal: Son las aves que regresan otra vez a la localidad donde hab�a anidado.
Retorno natal: Son las aves que regresan a la localidad donde hab�an nacido.
Retorno invernal: Son las aves que regresan a la localidad donde hab�an invernado.
Retorno de paso: Cuando un ave de paso en una localidad vuelve a ser controlada en viajes posteriores en la misma localidad.
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